lunes, 21 de febrero de 2011

Que el cielo juzgue a Laura

Hoy vamos a mezclar varios objetivos en una sola entrada del blog. Por un lado proponer a todos los lectores que paseen su vista por estas líneas la reivindicación de una figura de mujer totalmente contrapuesta a algunos de los modelos que nos llegan, la figura de una mujer que, pese a los años de distancia en el tiempo, supondría un ataque contra la vulgaridad de las “princesas del barrio”, contra la extravagancia sin sentido de las ganadoras de grammies y contra la soberbia principesca que nos rodea. El tiempo no le ha hecho justicia, porque todos recordamos a Marilyn Monroe, a Greta Garbo, a Grace Kelly, a Oliva de Havilland, a Marlene Dietrich, a Ava Gardner, a Ingrid Bergman, a Vivian Leigh, a Audrey y Katherine Hepburn, incluso a Joan Fontaine, Kim Novak, y a tantas otras actrices que han pasado a la historia. Sin embargo, muy cinéfilo hay que ser para recordar a la magnífica Gene Tierny. Ése es otro de los objetivos de esta entrada. Seguramente en el futuro también rescataré a alguna otra estrella de los años 40 y 50, pero dudo que la presencia de Gene Tierny encuentre a quien le haga sombra.
Quienes no la conozcan pueden imaginarla, antes de verla, con una elegancia sencilla y sincera, en absoluto rebuscada, que surgía de su mirada y de sus gestos. No hablo de belleza física en sí, sino de la sensación que transmite en cada uno de los fotogramas en los que aparece, con una imagen tan actual y al mismo tiempo tan alejada de las belenesesteban que hay quien intenta que nos represente a las mujeres de hoy en día. En su etapa dorada, los años 40 y principios de los 50, Tierny trabajó con Ernst Lubitsch, Jean Negulesco, Michael Curtiz, John Ford, Josef von Sternberg, Jacques Tourneur, Otto Preminger, Mankiewicz y John M. Stahl. Y luego hay por ahí quien está orgullosa por haber trabajado con Pedrito Almodóvar… ¡¡por favooooor!! Vamos, que Gene Tierney respiraba cine por todo su ser, sin darse la importancia que los felipesvarelas y los retoques estéticos otorgan a otras figuras que “iluminan” este comienzo de milenio.
Y el tercer objetivo de estas líneas no es otro que recomendaros que veáis y admiréis la película “Laura”. Seguro que entonces comprenderéis lo que quiero decir. Y es que el papel que tiene la mujer en esa trama, pese a no aparecer hasta la segunda mitad de la película, es inmenso. Igual que el poder que hoy día debemos conseguir las mujeres, huyendo, eso sí, de esas pelmazas  que nos quieren imponer como modelos. Con las armas que utiliza esta Laura-Gene Tierny de elegancia, saber estar, naturalidad y sencillez, seremos las protagonistas absolutas de nuestra historia. Además, “Laura”, la película, nos ofrece una de las más bellas historias de amor del cine, no de ese amor ligero de las comedias románticas que nos llegan de la mano de Jennifer Aniston o Kate Hudson, segundonas sin duda ante Mrs. Tierney.
Y la otra recomendación que os hago para descubrir a esta gran actriz es “Que el cielo la juzgue”. Las mismas armas, la misma elegancia, la misma mirada, el mismo saber estar, pero ahora a la inversa, en una historia llena de rencor y maldad. ¿O es, en realidad, también una historia de amor? Descubridlo vosotros.
Pero que no se os pase que en las dos películas (podría citar más, pero éstas son dos obras maestras) estáis ante la misma actriz, ante la misma mujer. Os aseguro que ninguna de las otras mujeres a las que he aludido en este post tiene ese mismo poder. Yo tengo muy claro a quien prefiero y a quién me gustaría parecerme. ¿Lo tienes claro tú?

sábado, 12 de febrero de 2011

El supermercado "que rima con Madonna"

No sé si este tema pega bien en este blog, porque me voy dando cuenta de que doy más cabida al glamour, al cine y a la literatura que a otros campos. No obstante, todos tenemos que hacer la compra (no voy a escribir eso de “es que la nevera no se llena sola”, porque es una obviedad), así que no nos vendrá mal hacer una paradita para reflexionar un poco sobre lo que hacen con nosotros cuando entramos en cualquiera de los supermercados de una de las cadenas de alimentación más famosas de España. Como no pretendo, en absoluto, darle publicidad, me voy a referir a este supermercado como “el que rima con Madonna”. Sí, ya lo sé: este ripio es tan facilón que no es digno de mí, ni refleja mi capacidad para la métrica. Pero seguro que así todos sabemos al que me refiero.
La manipulación de los centros comerciales es de todos conocida: nos colocan la entrada en un extremo para que tengamos que ver muchos productos, los productos que están a la altura de nuestros ojos son los más caros o los que les interesa vender en ese momento, si quieres coger una barra de pan o una cocacola tienes que pasar antes por todos los pasillos dedicados a patatas fritas y calorías varias,… Sin embargo, incluso en medio de toda esa farsa, somos libres (¡¡ja ja ja ja, eso es más que relativo!!) para comprar, si queremos, un solo bote de aceitunas. Esa libertad, os lo aseguro, no existe en el supermercado que rima con Madonna.
Creo que la culpa de todo este lío la tienen los yogures. Mejor dicho, la tenemos nosotros por no organizar una revuelta ante el hecho insólito de que no nos dejaran comprar un solo yogur y tuviéramos que llevarnos cuatro quisiéramos o no. ¿Quién fue el imbécil que tuvo esa genial idea? Claro, como le fue bien, luego llegaron las natillas de dos en dos y los danup de tres en tres. Saliendo de la sección de refrigerados, al menos, había cierta libertad de elección. Hasta que llegó la nueva política de ventas al supermercado que rima con Madonna. Porque ¿habéis sido capaces de comprar un clásico como el paquete de tres latas de atún? ¡¡Misión imposible, ahora son de seis en seis!! Hay días, incluso, en los que no se puede comprar una barra de pan, ¡hay que comprar dos porque al supermercado que rima con Madonna le da la gana! ¡¡Hasta ahí podíamos llegar!! Podríamos hacer revisión a una lista de productos larguísima que tengo anotada aquí al lado del teclado del ordenador. Sólo os diré que el genio de los yogures de cuatro en cuatro debe de haber sido contratado ahora por el supermercado que rima con Madonna y ha renovado su idea: ahora, los yogures, de seis en seis. En fin.
Pues eso, que no os dejéis manipular más de lo necesario, que bastante juegan ya con nosotros. Y que compréis la cantidad que queráis y la marca que queráis. Sin embargo, y a pesar de todo, ¡¡viva Madonna (la auténtica, la ambición rubia)!!