martes, 15 de mayo de 2012

La blanca es la culpable

Se me va el mes, estoy viendo que se me va el mes, y no acabo de encontrar un rato para sentarme a escribir. Lo cierto es que mayo está resultando más complicado de lo que cabía esperar. Está habiendo una serie de acontecimientos notables que están coincidiendo estas últimas semanas, como la llegada de los exámanes, la celebración de las comuniones, las  compras extra que implican esas comuniones o el cambio de ubicación de la ropa de temporada. Y, al mismo tiempo, debemos seguir el ritmo de los quehaceres más cotidianos, como hacer la compra, planchar, poner la lavadora, cocinar,...
El problema es cuando tienes que elegir entre dedicar tus energías a un acontecimiento notable ( =compras) o a un quehacer cotidiano (= la compra). Evidente, y también erróneamente, al verme en esa disyuntiva, elegí el acontecimiento cotidiano. Error. ¿Consecuencia? Pues que me encontré descubriendo que mi nevera estaba vacía justo antes de ir prepararme el almuerzo para llevar al trabajo. Y así, sin más opciones, salí disparada hacia una empresa que tenía que visitar en una zona no tan alejada como desconocida para mí. El conflicto se presentó a la hora de comer, claro. Y, vistas las opciones que había por esos lares, decidí entrar en un súper para hacerme con una ensaladilla y un algo más. Allí estaba yo, intentando elegir entre la provenzal o la italiana con jamón, cuando me asaltó el descubrimiento. Para asegurarme de que era real y que no se trataba de una ensoñación me dirigí rápidamente a la sección de los yogures con el convencimiento de que, si no estaba allí, era seguro que no existía. Efectivamente, no estaba, por increíble que resultara.
Con cierto pánico me dirigí a una de las chicas del súper y le pregunté con pretendida ingenuidad: "Perdona, pero ¿vosotros no tenéis marca blanca? Es que no he visto ningún producto...". No me dio tiempo a terminar cuando la señora (de cerca resultaba más acertado denominarla "señora" que "chica") me explicó, con bastante orgullo, que su cadena de supermercados, aunque menos poderosa que otras, apostaba por las marcas porque una marca "garantiza la calidad y el mantemiento de los puestos de trabajo". Asentí sin acertar a cerrar la boca completamente y volví sobre mis pasos para, finalmente, optar por la ensaladilla provenzal.
Después recordé que hace un tiempo, no tanto, hubo en televisión una campaña de promoción de las marcas "de toda la vida". Y fue cuando me asaltó la duda final: ¿quién fabrica las marcas blancas? Resulta que las marcas conocidas, según la señora del súper, garantizan los puestos de trabajo. De ahí se deduce que las marcas blancas no los garantizan. Debe de ser entonces, por lógica consecuencia, que las marcas blancas se fabrican solas, sin que ningún trabajador tenga nada que hacer a lo largo de su proceso de recolección, envasado, fabricación,... Así que, en conclusión, las marcas blancas deben de ser muy malas, malas malísimas. Y, si me apuran, apuesto a que son las responsables últimas del aumento del desempleo en España. ¿A que sí?

martes, 1 de mayo de 2012

Algo ligerito para desengrasar: ¿Número Uno?

No, no se trata del plato combinado número uno de esos restaurantes turísticos de los que a veces echamos mano cuando salimos de escapada un fin de semana. Lo que ocurre es que, mirando las últimas entradas que he escrito en el blog, me he dado cuenta de que puede me haya puesto demasiado trascendental. Teniendo en cuenta la que está cayendo, la verdad, no me quedaba otra. Y aún se me han enganchado en el tintero la Evita-Bótox Kirchner y el Evito Morales, sacando los pies del tiesto los dos.
Pero ya esta bien, vamos a cambiar un poco de tercio. Y es que, aprovechando que hoy es día festivo y que a las manifestaciones del primero de mayo parece que ya no van ni los sindicalistas, ayer me permití el lujo de trasnochar. Lo más apetecible habría sido trasnochar como hay que hacerlo, saliendo por ahí. Pero no, mi catarro primaveral me había dejado con bastante mal cuerpo y decidí tumbarme en el sofá con mi descafeinado caliente y ver... "El número uno", el programa de Antena 3.
Lo cierto es que desde el "Operación Triunfo" de Bisbal, Chenoa y compañía no he vuelto a ver ningún programa de "talentos". Sé que rondan o han rondado por ahí "Fama", "Tú sí que vales", "Supermodelo",... pero no he visto ni una entrega de esos programas. De "Número Uno" sí, quizá por haber anunciado la presencia de Ana Torroja y Miguel Bosé, que siempre son garantía. Y gracias a ellos he descubierto a Natalia Jiménez, de la que siempre me ha gustado su forma de cantar, pero de la que desconocía su lado pasota y cómico, porque la chica se gasta un buen humor tan enorme como los pendientes que suele llevar. El caso es que vi el primer programa de "Número Uno" hace varias semanas y me gustó (los Vázquez, tanto Paula como Javier, la verdad es que le dan vida a todos los programas que tocan: me alegro mucho de que se haya recuperado a Paula para la televisión, tiene un saber estar y saber hacer que ya quisieran otras).
Ayer me di cuenta de que muchos de los concursantes ya no están. Pero para mi desesperación estaba allí una niña de trece años, creo que dijeron, que cantó mal en el primer programa que había visto y que volvió a cantar mal ayer. No me explico, la verdad, cómo ha durado tanto tiempo. Para colmo, en el "duelo" con el abuelete del concurso a la pobre chica no se le ocurrió otra cosa que cantar una nana... vamos, lo más indicado para demostrar las dotes cantoras de cualquiera que se esté jugando la continuidad en un concurso. La niña es graciosa, por la inocencia y todo ese rollo, pero cantó mal las dos veces que la vi, y me juego lo que sea a que ha sido así cada semana. Mi desacuerdo con Bosé y Bustamante es total, porque defendían a la chica debido a su fragilidad y lo tierno de su infancia (incluso Miguel Bosé, en un arranque de tontería, dijo que quería que siguiera porque "yo también soy padre"). Mucho más cabales me parecieron las tres señoras del jurado, aunque Ana Torroja se pasó tres pueblos con el cuajo de llanto que le dio. Más racionales y sensatas fueron Natalia Jiménez, a la que no le tembló la voz al decir que el señor mayor había cantado mejor, y Mónica Naranjo (circunstancialmente en el programa de ayer, y que no pudo evitar montar su numerito pidiendo perdón a la niña por la decisión que tómó).
Pero lo de la niña fue sólo el final. El programa me gustó porque Paula Vázquez le da ritmo y porque hubo actuaciones memorables, como la de un tal Cayuela (con ese apellido, no sé por qué, sí me he quedado), el tío con más capacidad y estilo de los que desfilan por el programa. Ojalá se quede como Número Uno.

jueves, 26 de abril de 2012

Eso no se toca

En los últimos tiempos nos estamos acostumbrando a escuchar tal cantidad de cifras desorbitadas que resulta extraño que no nos mareemos con la de miles de millones de euros que nos rodean. Lo que se despilfarró en las legislaturas anteriores es de infarto, sí; pero si sumamos todo lo que estamos ahorrando según el nuevo gobierno, la verdad es que ya debemos de haber recuperado una gran parte. A los ministros, la verdad, es que se le llena la boca con todos los ceros que acompañan a sus cifras de ahorro con todas las medidas que están imponiendo.
El ajuste que estamos esperando aún es el de TVE, que también es un agujero sin fondo. No creo que nade pueda estar de acuerdo con el salario de Anne Igartiburu que, a pesar de llevar quince años haciendo y diciendo lo mismo a la misma hora, continúa trabándose y equivocándose como el primer día; o con los salarios publicados de Mariló Montero, pobre, quejándose porque le han rebajado el sueldo un 40% (no se dará cuenta de que el 60% de muchísimo sigue siendo mucho); por no hablar del contrato de José Mota, que maldita la gracia que tienen ni él ni su salario (sí, lo confieso, soy de las pocas personas que no soportan ese tipo de humor, ¡¡qué le voy a hacer!!). La conclusión es que estamos pagando millonadas a mucha gente que  hace algo que no vale tanto; claro, que lo que no sabemos es lo que estamos pagando a muchos otros sin hacer nada. En fin.
Pagar todo este dinero en una televisión pública es un contrasentido. Pero estamos en España, y el contrasentido debería formar parte de nuestra definición. Por un lado hemos mantenido ese nivel retributivo y, a la vez, quitamos la publicidad de TVE. Proclamaron a los cuatro vientos la falta de publicidad en TVE, pero silencian que siguen manteniendo los cortes casi en la misma proporción: lo único que cambia es que en lugar de anunciarte el Ariel que lava más blanco y el Seat que esquiva obstáculos en la carretera ahora resulta que nos tenemos que tragar cada vez el autobombo y la autopromoción que hace de sí misma La Primera o La Uno o como narices se llame ahora. Supongo que alguien se habrá llevado algo por conseguir que las privadas incrementen su nivel de publicidad.
Ojalá ajusten de una vez la televisiones públicas, tanto nacional como autonómicas. No creo que por este recorte vaya a haber muchas movilizaciones sociales (¿os imagináis a Igartiburu, Montero y Mota acampando en Sol?), más bien la audiencia celebrará un poco de sentido común. Señores ministros, diferencien ustedes de una vez de dónde hay que recortar, y qué resulta esencial y básico para los ciudadanos: de la televisión, los sindicatos, la patronal, los sueldos públicos, la administración,... de ahí sí. Pero el transporte, la educación, la sanidad y los servidios sociales no se tocan.

jueves, 19 de abril de 2012

Nos sobran los motivos, Majestad

Bastante me ha costado aceptar y admitir su anacrónica presencia como para, a estas alturas, tener que disculpar sus comportamientos. Además no me trago en absoluto que la petición de disculpas fuera sincera ni medianamente sentida. Seguro que si analizamos el contexto consigo que quien lea estas líneas esté de acuerdo conmigo: a la salida de la clínica privada donde ha sido tratado, casi sin escuchar la primera pregunta que le hace el periodista del único medio de comunicación al que se dignó atender, suelta de memoria la frase que alguien le ha dicho que tiene que pronunciar. Y luego, a salir corriendo por el garaje, como otro que yo me sé. Vamos, que si se empeña el personal va a poner de moda el "garajing", esa forma de abandonar los lugares públicos.
En realidad es que no sé por qué exactamente ha pedido perdón Su Majestad. ¿Se dirigía a la familia del elefante al que iba a cazar? ¿Se dirigía a Sofía, su esposa, por tener a la tal Corinna o a Paloma o a Bárbara, en el lugar preferente? ¿O se dirigía a los españoles en general, porque la situación de una de sus hijas es muy comprometida (por decirlo suavemente) y porque las acusaciones contra su yerno van incluso salpicándole a él mismo? ¿O por haber educado a su hija mayor de forma que ha caído en la terrible adicción al trabajo que le ha impedido conocer las críticas levantadas por los últimos comportamientos de su familia? ¿O quizá por permitir que su nieto, obvinando los fantasmas y recuerdos familiares, permanezca tan peligrosamente cerca de las armas?
Sería conveniente que, en lugar de pronunciar una disculpa de corrido, el Rey hubiera especificado a qué se refería porque, la verdad, últimamente nos sobran los motivos.


miércoles, 11 de abril de 2012

¡Este tío no se entera de "ná"!

Tengo que confesar que este señor nunca me ha gustado, ni antes ni ahora. No me gusta su forma de hablar (se deba a lo que se deba, es que no me gusta nada), no me gusta su barba, ni sus gafas, ni que sea tan aficionado a Teledeporte, ni tampoco su manera de expresarse (cuando lo hace, porque a veces sale a escondidas por la puerta de atrás). Mal estábamos antes de noviembre del año pasado, pero ahora mejor no estamos tampoco.
La pérdida de popularidad y credibilidad de ZP fue bastante más lenta y progresiva, pero la pendiente por la que está cayendo Rajoy empieza a ser demasiado pronunciada como para poder remontar. Mi visión sobre él es bastante negativa, como podéis ver; pero es que, me parece, esta opinión está bastante generalizada. Al poco atractivo que despiertan su persona y su escasa personalidad, se une la serie de medidas que está tomando y que parecen no gustar a nadie. Ni siquiera a Merkel o a Sarkozy: la primera es como si no se las creyera, y el segundo está más ocupado ahora con su campaña y sólo habla de España para referirse a la etapa socialista, sin valorar el momento actual. Los que no nos las creemos, para nada, somos los españoles, danmificados por aumento de todo tipo de impuestos y por los precios desorbitados de la gasolina y la electricidad (mientras bancos, eléctricas y petroleras ganan a manos llenas), y cabreados porque no se recorta de lo que hay que recortar.
Tan desorientado y perdido parecen estar Rajoy y su séquito, que incluso hace pocos días una de las personas con más criterio dentro de su mismo partido tuvo que recordarle lo que se puede hacer para mejorar la situación, porque los verdaderos problemas no se atajan con una vergonzosa amnistía fiscal sino eliminando subvenciones a sindicatos, patronal y partidos políticos (aunque la mismísima Elena Valenciano se vea obligada a pasar la mopa a la sede de Ferraz, vista la situación financiera de los suyos) y rediseñando la organización territorial del Estado para eliminar esos gastos que en el caso de España se multiplican por diecisiete (bueno, por diecisiete coma cinco, no podemos olvidar a las "ciudades autónomas"). La respuesta de este lince de la política no se ha hecho esperar: ni se lo está planteando. No me extraña, estás en la inopia y ya pareces vecino del supervisor de nubes. Y yo que pensaba que querías la mayoría absoluta para tener libertad de movimientos y hacer algo... En fin, que más te vale que te vayas planteando la política de comunicación de tu gabinete, la elección de tus ministros y las medidas que adoptas, porque vas a despeñarte más rápido que tu precedesor. Y Alfredo, siguiendo tu ejemplo, no tendrá que hacer mucho (sólo lo que ya está haciendo, alborotar la calle) para volver a tomar el poder. Tiempo al tiempo. Lo más triste de todo será que te lo tienes merecido y te lo estás ganando a pulso.

miércoles, 4 de abril de 2012

La Victoria de la arruga

Mi portal de correo eléctronico personal tiene, como casi todos, una sección en la que aparecen noticias diferentes que van rotando a lo largo del día. Algunas de ellas, la verdad, provocan cierta vergüenza ajena y ponen en tela de juicio la falta de ídem de que hace gala el ¿periodista? encargado de seleccionarlas. Podemos encontrar artículos que van desde los últimos resultados electorales hasta la explicación científica de por qué los pingüinos no vuelan, pasando por una guía de consejos útiles para no perder la educación durante el primer encuentro sexual con un/a desconocido/a.
Una de las últimas noticias que he encontrado de esta forma se refiere a Cate Blanchet, la estupenda actriz australiana. Le tengo especial aprecio porque, en un momento de mi vida, me sentí muy identificada con el personaje que interpreta en la película "Bandits", dirigida en 2001 por Barry Levison. Por eso le presto especial atención. Y por eso también me gustó esta noticia sobre ella: aparecía como portada en una revista internacional, sin utilizar ningún tipo de trucaje fotográfico ni photoshop. Realmente lucía maravillosa, porque tiene una edad, 42 años, que resulta maravillosa para una mujer. Lo que resulta sorprendente es que hoy día se convierta en noticia que una estrella de su categoría pase de esos engaños de la imagen y sea capaz de posar con sus arrugas, sus "líneas de expresión" y las secuelas de haber tenido tres hijos en vientre propio (no la solución que buscan personajes como Beyoncé o Sarah Jessica Parker, alquilando el cuerpo de otra persona ¡¡para evitar que el embarazo les deje secuelas!!).
Distinta completamente es la actitud de Victoria Abril. Hace pocas samanas se presentó en un acto social con un aspecto rejuvenido milagrosamente, algo así como la cura de sueño que María Teresa Fernández de la Vega alega como justificante de su cambio de imagen. Hasta ahí nada que objetar, podemos estar de acuerdo o no, pero no podemos objetar nada contra la elección de cada uno. Sin embargo, hace pocos días, en la promoción de su última película, Victoria Abril realizó unas declaraciones muy directas contra la cirugía y el afán, inútil al fin y al cabo, de mantener eternamente la juventud. Eso ya sí resulta incoherente, visto su caso.
El ejemplo de grandes estrellas como Charlize Theron, Carmen Maura, Meryl Streep, Tea Leoni o la mismísima Julia Roberts tendría que cundir bastante más. Todas ellas, con sus diferentes edades, mantienen un atractivo indudable y real, acorde con su tiempo. Y todas ellas, y supongo que no les resultará fácil decidirlo, han renunciado (¡por ahora!) al bisturí, al bótox (al menos al bótox exagerado) y a los artificios extremos. Y resultan mucho más interesantes que las obsesionadas Nicole Kidman, Marta Sánchez, Demi Moore, Paloma San Basilio, Ana Obregón o Alaska, tan artificiales todas ellas y tan retocadas (aunque, eso sí, algunas mejor que otras, porque el estropicio que acaba de cometer Michelle Pfeiffer contra sí misma no tiene parangón). Vamos, que sin duda valoro mucho más y me apunto al esfuerzo que requiere el gimnasio dos veces por semana, mis cremitas, mi quincenal ingesta de líquidos y demás métodos naturales para intentar conservarme a mí misma y a mi salud, tanto física como psíquica. En definitiva, que en mi caso tengo más que asumido que la victoria final será de la arruga... ¡y no pasa nada!

miércoles, 28 de marzo de 2012

Hamburger University

Primero fue un periódico nacional, al menos en su edición digital, el que se hizo eco de la información. Y después ya apareció en los distintos periódicos gratuitos, acentuando el lado más impactante de la información: muchos trabajadores de empresas de limpieza son licenciados universitarios. La noticia en sí es sorprendente, cuanto menos. Pero más extraña, a mi juicio,fue la reacción de los participantes en el foro del periódico nacional en el que vi la noticia. La mayoría de los comentarios contenían una rabia enorme contra los universitarios, tipo "os creíais algo y ahora estáis limpiando lo que los demás ensuciamos"  y "¿de qué os ha servido estudiar?".
Hay estudios que señalan que en España hay más titulados universitarios de los que se precisan, y puede ser cierto. También es una realidad que ahora cualquier capital de provincia cuenta con una universidad, sin que esté demostrada su calidad ni en la docencia ni en la investigación (haya las universidades que haya, Salamanca siempre seguirá siendo Salamanca), y los resultados en cuanto al nivel académico pueden dejar bastante que desear. Por lo tanto, tener un título universitario ha quedado, en cierta medida, devaluado.
Sin embargo, a pesar de todo, la experiencia de la vida universitaria tiene un valor. No es extraño hoy día el hecho de tener un trabajo que implique menos cualificación de la que una persona ha adquirido, sin llegar a los excesos sensacionalistas de los tituales de prensa que hemos podido leer estos días. Creo que todos conocemos a psicólogos, historiadores, filólogos, titulados en arte,... ejerciciendo labores de administración, en comercio, en hoteles, en agencias de viajes, en supermercados, en hamburgueserías... y también en empresas de limpieza. Y ¿qué? ¿Eso le resta valor a su preparación? Evidentemente no. La preparación, la experiencia o la vivencia que te proporciona el paso por la universidad (aunque hay de todo en todos sitios, claro) va más allá del trabajo que realices por las circunstancias del momento. Un titulado que limpia una oficina lo hará igual que un limpiador que no es titulado. Pero, aún a riesgo de parecer clasista u orgullosa, estoy segura de que el titulado que limpia mantiene una forma de pensar más crítica y su percepción del mundo será más amplia. Es como viajar o no viajar: estás con una persona que ha viajado y vivido en diferentes lugares y puedes sentir o percibir esa diferencia en un no sé qué del que carece quien ha vivido siempre en el mismo lugar. O como leer: tratas con alguien que lee y aprecias un valor añadido que no percibes en quien no lee.
Seguramente será complicado, y más hoy día, que el titulado que trabaja como limpiador o como cajero o como recepcionista alcance un puesto de trabajo acorde con sus estudios. Pero el impulso cualitativo que le ha otorgado su paso por la universidad no habrá quien se lo quite.

sábado, 17 de marzo de 2012

Por una educación pública de calidad... ¡y valenciana!

No voy a negar que hasta hace bien poquito, hasta hoy mismo diría yo, el antiguo esplendor del Levante español había quedado oculto por cuestiones varias. Como no sé mucho de fútbol no puedo ni siquiera considerar si a lo largo de la temporada futbolística el Valencia, el Elche o el Levante han contribuido a proporcionar alegrías a esta tierra, azotada por la corrupción y las malas noticias económicas en los últimos tiempos. Con todo, siempre nos quedarán como elementos positivos el Mediterráneo (y más aún con la cercanía de esas vacaciones de Semana Santa que tanto anhelamos) y las naranjas. Pero, como decía, ha sido hasta hoy. ¿Qué ha ocurrido hoy para que valoremos especialmente a la Comunidad Valenciana?Me temo que está quedando una entrada del blog un tanto surrealista, porque, después de haber hablado de fútbol, de naranjas y de corrupción, tengo que enlazar con el tema educativo. Para ello voy a basarme en el lema que se ha puesto tan de moda durante los primeros meses de este curso (ahora, quizá sospechosamente motivado por la proximidad de los exámenes, ese afán reivindicativo ha decaido un poquito): por una educación pública de calidad. Es que parece que en la Comunidad Valenciana sí se va a tomar en serio lo de la calidad en la enseñanza. Claro, no va en la misma línea que los colectivos que se quejaban, injustamente, de tener que impartir dos horas más de clase a la semana (siempre dentro del marco legal ya establecido, no quiero resultar pesada y anteriormente expresé mi opinión en otra entrada del blog).
Qué duda cabe de que un aspecto importante a la hora de hablar de la enseñanza es el óptimo aprovechamiento que se debe hacer de los recursos de los que se dispone el terreno educativo. Esos recursos, como en toda empresa, se dividen en dos tipos: humanos y materiales. Y da la casualidad de que el recurso más protestón, el humano, es de los más privilegiados en el ámbito laboral tanto por jornada laboral como por la duración de sus vacaciones. Como siempre, vaya por delante mi respeto hacia la figura del profesor, cuya autoridad apoyo sin la menor duda. Pero por detrás de ese respeto vaya también mi crítica hacia todos aquellos profesores que, sin vocación de servicio alguna, se meten en este mundo sólo para conseguir unas condiciones laborales tan enviables como las que disponen. Y de éstos hay muchos, os lo aseguro (puedo no conocer bien otros gremios, pero el de los profesores os aseguro que me es muy familiar). Es una postura legítima, evidentemente; pero después no hay que hacer pucheros por lo duro que resulta su trabajo: igual que hay secretarias o policías que no disfrutan de su trabajo y lo realizan con total dignidad, tampoco pasa nada si a un profesor no le gusta su trabajo, que él libremente ha elegido. No sé a qué vino tanta rabieta por el hecho de que les hicieran dar dos horas de clase más por semana. La rabieta de ahora, la que he podido leer hoy en los foros de los medios de comunicación que se han hecho eco de esta noticia, me ha resultado ciertamente divertida, la verdad.
Pero vamos a lo que vamos. El caso es que en Valencia han decidido, acertadamente, aproximar el mundo escolar a la realidad social de este momento. Por eso parece ser que a partir del próximo curso los profesores sólo dispondrán de un mes de vacaciones, agosto. Y el mes de julio tendrán que dedicarlo a tareas de programación, planificación, evaluación,... Además, se pretende que el curso escolar termine a finales de junio, no a medidados, enlazando casi con el mes de julio. Esperemos que esto sea un primer paso para, dentro de muy poquito, extender las actividades escolares durante todo el mes de julio, atendidas por los mismos profesores. De esta forma se solucionaría el gran problema (o el gran desembolso) que implica el periodo de vacaciones para las familias con niños: las criaturas tienen casi tres meses de vacaciones y los padres, si son dos y trabajan ambos, apenas pueden cubrir un mes. Por una lado la sociedad tiene una necesidad enorme de atender a los niños en ese periodo de tiempo, y por otro estamos pagando a los profesores el salario del mes de julio y tenemos un montón de centros e instalaciones infrautilizados. La solución está clara, y los valencianos están resultando ser los pioneros en esta clarividencia. Ojalá cunda su ejemplo en toda España cuanto antes mejor.

lunes, 12 de marzo de 2012

Jóvenes prodigiosos

Cuando empecé a maquinar la idea del blog quise centrarme en actualidad y sociedad. Pero claro, una cosa es lo se piensa y otra muy distinta lo que sale después. Música, cine, tendencias... algo así era lo que quería. Y algo de eso queda, tampoco he renunciado a nada. No obstante, como ente en continua evolución que intento ser, pretendo aprender y ampliar mi punto de vista con lo que voy viviendo. Y los blogs estupendos que he ido encontrando en este tiempo también me han ido marcando el camino para ampliar mi horizonte a la hora de sentarme a escribir.
Hoy, sin embargo, vuelvo a uno de esos temas sobre los que quería escribir. Hasta ahora he reivindicado a Jason Bateman, he recordado "Se acabó el pastel" elogiando a Meryl Streep, he atacado a Javier Bardem, he ensalzado "Up in the air",... Y hoy añado a esta lista, para bien, el nombre de Curtis Hanson.
Seguro que todos habéis visto "En sus zapatos", o "La mano que mece la cuna", o "El río salvaje", o la aclamada "L.A. Confidential". Pues bien, todas ellas son obra de mister Hanson. Y, como suele ocurrirme con frecuencia, vengo a mencionar una obra que quizá no sea muy conocida pero que seguro que no os arrepentiréis de ver: "Jóvenes prodigiosos". Actual, lo que se dice actual, no es. Bueno, no es actual si nos basamos en el criterio cronológico, porque sí que es universal si nos centramos en el ámbito temático. Cronológicamente, digamos, es del año 2000. Y cuenta en su reparto con el siempre interesante Robert Downey Jr, un pre-spidérmico Tobey Macguire y un brillante como nunca Michael Douglas que, por lo demás, nunca ha sido uno de mis actores predilectos.
La situación que nos plantea la película cruza varias historias con un hilo conductor fácilmente identificable desde el principio (no es, por lo tanto, un conjunto de historias independientes que luego resultan tener un nexo común): un profesor universitario que comete adulterio con la esposa del rector de su facultad; ese mismo profesor, como escritor bloqueado incapaz de dar término a una segunda novela; el agente del escritor, a la caza de cualquier talento al que poder arrimarse para no desaparecer fulminado por la competencia; el alumno extraño y superdotado que escribe de manera magistral pero que se muestra incapaz de relacionarse con su entorno,... ¡¡y ese perro, asesinado en defensa propia, que se pasa media película en el maletero de un coche!!
El guión de "Jóvenes prodigiosos" es brillante: todas las historias están adornadas con un sentido del humor muy particular y consigue llegar a rincones profundos del alma, atravesando zonas llenas de fragilidad, de desconfianza, de amor sincero, de envidia, de temor y de vida. Espero que muchos de vosotros no la conozcáis, porque así os habré podido regalar un par de horas llenas de buen cine.

lunes, 5 de marzo de 2012

Teresa y Leticia

Espero que nadie se haya llamado a engaño pensando que este blog va a anunciar que Letizia ha cambiado la acera de Felipe por la de una tal Teresa. Es que los tiros no van por ahí en absoluto. En alguna entrada anterior os he mencionado a una vecina, madre soltera, con la que he entablado bastante amistad. Hace meses os relaté mi experiencia cuando me pidió, por primera vez, si podía recoger a su hija a la guardería. Tampoco es que nos encontremos todos los días, porque eso sería imposible por el ritmo de vida que nos impone nuestra existencia diaria, con trabajos y demás complicaciones. Pero sí es cierto que ya me siento más acompañada en mi barrio, y que eso me proporciona cierta tranquilidad. Además, gracias a ella mi círculo de amistades se ha ampliado a gente del lugar donde vivo, algo que para mí es bastante nuevo porque siempre me he movido más por el ámbito laboral o los amigos de la Universidad, cada uno ya por un sitio.
Así es como, de buenas a primeras, me veo involucrada en una Primera Comunión. La cadena que me ha llevado a esta situación sería un poco larga de explicar, pero basta con decir que Marga ha sido responsable en parte. Y he escrito “involucrada” en lugar de “invitada” porque, aunque trato de morderme la lengua y contenerme, cuando presencio algunas tonterías no puedo evitar intervenir. Con mucha educación y mucho tiento, pero intervengo. Y la tontería en cuestión era que los padres de la niña, él autónomo en proceso de cese de negocio, y ella cobrando el paro, fueran a utilizar su tarjeta de crédito para pagar los 330 euros que les costaba el vestido de comunión. Claro que barajaron la posibilidad de alquilarlo o coger uno de segunda mano. Sin embargo, la madre, sobre todo, rechazó esas opciones porque se sentía muy mal al no poder proporcionar a su  hija lo que ella sí tuvo cuando era niña.
Después de mucho buscar y de gastar en gasolina (más de lo iban a ahorrar con la elección de vestido) encontraron uno por ese precio, 330 euros. No era muy llamativo porque su hija, con un criterio y una discreción que la honran, se siente ridícula con los lazos, los perifollos, las gasas y la pedrería con la que se suelen adornar estos vestidos. Y ese buen criterio nos dio la idea a Marga y a mí. Con una taza de café y mi ordenador nos dispusimos a involucrarnos, buscando un vestido de comunión que cumpliera el deseo de sencillez de la hija y la necesidad de precio de los padres. No fue tan complicado dar con ellas, con Teresa y Leticia, un taller + show room que prepara sus propios diseños de ropa para niños. Y entre los modelos que incluyen tienen algunos de comunión y ceremonia. Son todos preciosos, las telas que ofrecen son estupendas y con una calidad que las hace perfectas para sus diseños. Y los precios, magníficos. ¡¡Un vestido de comunión por menos de 100 euros!!
Encontramos la información en su web, y luego fuimos las tres, Marga, la madre y yo, a visitar el show room, muy cerquita del estadio Santiago Bernabéu. Nos encantó el ambiente, el trato, la forma de aconsejarnos, toda la ropa (tanto que Marga ha encargado también allí la ropa que su hija llevará ese día) y la profesionalidad de Teresa y Leticia.
Mi desconocimiento sobre el tema “primeras comuniones” era total hasta ahora. Ojalá que este blog y su información puedan llegar a tiempo a quienes están aún en el proceso de preparación de una ceremonia como ésta.

miércoles, 29 de febrero de 2012

Os recomiendo un libro

Me da a mí que ser danés y apellidarse Hoeg, escrito con una O cortada por la mitad (que ni me voy a molestar en buscar en mi teclado), ese símbolo que para mí aún hoy equivale a "conjunto vacío", no debe de ayudar mucho a hacerse uno un hueco en el complicado mundo de la narrativa actual. De ahí que, si has nacido marcado con tan graves inconvenientes, no te quede otra que esmerarte en tus escritos. Y si además les pones un título llamativo y original puede que todavía tengas algo que hacer y logres despuntar como autor.
Hace varios años cayó en mis manos (regalo de mi amiga, de la que os hablé en una de las primeras entradas del blog, la que compra, regala y lee libros) una estupenda novela con el sugerente título de "La señorita Smila y su especial percepción de la nieve". Recuerdo que me gustó mucho, por la forma en la que estaba escrita  y porque presentaba a una protagonista totalmente atípica. Fue tal mi entusiasmo que incluso fui al cine para ver la simplista aunque correcta versión cinematográfica, dirigida pocos años después por Bille August.
Pues bien, unos cuantos días atrás fui a la biblioteca para buscar unas películas y algún libro. Colocado en las mesas de novedades, con enormes letras blancas sobre un fondo azul, surgió el nombre de Peter Hoeg, y otro llamativo título para una novela: "Los niños de los cuidadores de elefantes". Y me hice con él. Los personajes que presenta y las situaciones en las que se desenvuelven os van a llevar a un lugar diferente, a una narración con un sentido del humor elegante y "fino" (no he podido resistir el juego de palabras relacionado con la novela, claro), absurdo hasta cierto punto y, con total seguridad, distinto de lo que se suele leer, totalmente alejado de las historias sensibleras de Moccia que por desgracia y con casi total seguridad, triunfará de nuevo en las listas de ventas. Siendo vecino de Stieg Larsson, os aseguro que Hoeg sí sabe escribir, y que se sitúa en un plano que por momentos puede recordar al karma de David Safier, pero con más peso. Vamos, que os lo recomiendo sin ninguna duda.

jueves, 16 de febrero de 2012

Step by step

 
El 14 de febrero, como tantas otras fechas universales pre-establecidas, no va conmigo. ¿El cambio de imagen radical+"operacional" de Fernández de la Vega? Bueno, la verdad es que podría dar para escribir unas cuantas líneas. La reforma laboral, como una reconoce sus limitadas capacidades, prefiero dejarla para los análisis más concienzudos y profundos de Solera y Encinar. El caso es que, entre unas situaciones y otras, se me iba pasando el mes de febrero sin escribir nada en mi blog.
Sin embargo, por desgracia, ha llegado uno de los hechos que no puedo dejar pasar. Quizá sea algo friki para algunos, pero lo cierto es que la desaparición de Whitney Houston me ha producido una profunda emoción. Sus canciones y sus películas nos han acompañado durante bastante tiempo a quienes hemos rebasado la psicológicamente aterradora barrera de los 30. Y sí, reconozco que en mi adolescencia fui al cine a ver "El guardaespaldas", esa malísima película con una de las parejas más atractivas y con menos química de la historia del cine. Y sí, reconozco que me compré su banda sonora. Y también que canto en la ducha, como malamente puedo, ese "I will always love you". Y, evidentemente, que la voz de Whitney, limpia y transparente como pocas, no tiene igual ni en Mariah, ni en Celine ni en Adele. Ninguna suena como Whitney.
En la cocina de mi casa tengo un viejo radiocasete que todavía funciona. Sí, habéis leído bien, un radiocasete. Funciona bastante aceptablemente aún y, dado su estado, no me preocupa lo más mínimo si le salpica mi excelente sofrito o le alcanza la mostaza al abrir el sobrecito. Podéis intuir, pues, que también conservo, aunque guardadas de mala manera en cajas superfashion de Ikea, las cintas (¡¡musicasetes!!) de la época. Por eso siempre tengo en la cocina algunas de mis cintas para escucharlas cuando no me interesa lo que dicen en la radio. De esta manera, casi como Cate Blanchet en "Bandits", puedo cantar y bailar entre pucheros. Y las cintas que tengo ahora seleccionadas para escuchar allí son "Entre el cielo y el suelo" de Mecano, "True blue" de Madonna y "I'm your baby tonight" de Whitney Houston (por cierto, he logrado cierto grado de perfección en la interpretación y coreografía del temazo “My name is not Susan”). Un viaje a la nostalgia y al pasado, como podéis comprobar, sin los miedos que parece tenerle Pilar Rubio a la prehistoria personal.
El bombardeo de imágenes y noticias sobre la muerte de Whitney Houston me ha empujado a sacar, ya en CD, otras de sus canciones, como la banda sonora de “The Preacher´s Wife” (otra fallida película, con Denzel Washington en esta ocasión) en la que hay un tema firmado por Annie Lennox titulado “STEP BY STEP”. Es triste escucharlo ahora, visto lo visto, prestando atención a su letra. Estos días he sido testigo de comentarios sobre esta noticia (no en la televisión ni en la radio, sino en boca de amigos y conocidos de mi círculo) que me han dolido un poco porque junto a la expresión de tristeza por su muerte añadían una connotación de “ella se lo buscó”. Es increíble lo fácil que nos resulta situarnos por encima de los demás, pensar que a nosotros nunca nos va a pasar lo que a los otros porque pensamos que tenemos el control absoluto sobre nuestras vidas. Pues, siento decíroslo amigos, eso no es así. Hubo una época en la que Whitney era la número uno y una de las mejores (eso lo seguirá siendo para siempre). Hubo un tiempo en el que se atrevía a cantar “I won´t let my spirit fail me, I won´t let my spirit go until I get to my destination, … don´t let the bad things get to you”. Sin embargo después llegó otro tiempo, y “the bad things” la alcanzaron y la arrastraron. Lo que hizo, de acuerdo, no es lo correcto. Pero ¿podemos ponernos a salvo de la fragilidad? ¿podemos evitar que el corazón nos lleve a determinados sitios? Tengamos todos cuidado, no vaya a ser que finalmente nuestros juicios de valor y las piedras que arrojamos tan alegremente nos alcancen de lleno a nosotros mismos.


domingo, 29 de enero de 2012

Lo que hay que oír


Hace algún tiempo descubrí, con no poca sorpresa, que a través de la radio podía sintonizar emisoras que iban más allá de Cadena 100, Los 40 Principales y Europa FM. Y más pasmada me quedé al comprobar que podía encontrar programas interesantes, divertidos y que me podían ilustrar sobre una variedad de temas inimaginable. En cierto modo este re-descubrimiento de la radio va en consonancia con la importancia que le concedo a la palabra, tanto oral como escrita, y que queda patente en este blog, que intenta huir en lo posible de la imagen y de las grabaciones como soporte de las ideas.
Esta nueva etapa que se abrió ante mí supuso la revelación de una nueva galaxia de estrellas radiofónicas, tanto periodistas como colaboradores y contertulios. Después de deambular de dial en dial durante algunos meses supe que Pilar Rahola participa en Onda Cero, Mario Vaquerizo en la COPE mientras que Alaska lo hace en Es Radio,… Y me decanté por algunas cadenas de radio diferentes de las mayoritarias, bastante serviles con determinados poderes y a las que conceptos como imparcialidad y objetividad les quedan demasiado lejos. Vamos, que ni SER ni COPE.
En otra entrada de este blog, que titulé “Voces de mujer”, comenté la labor de tres mujeres periodistas como colaboradoras de radio: Marta Robles (ahora de actualidad por su programa matinal en Telemadrid), Ana Samboal y Carmen Tomás. Cualquiera de ellas, por su punto de vista y su forma de expresarlo, elevan el nivel de las conversaciones y debates en las que participan y que conducen con mayor o menor fortuna Luis Herrero, Melchor Miralles, Carlos Herrera y compañía. A quien no he soportado nunca es a Julia Otero. Me da la impresión de ser la típica persona encantada de escucharse. Y su forma de expresarse, engolada y artificialmente impostada, me resulta insufrible. Que le vaya muy bien comiendo sus galletas Fontaneda, pero nada de escucharla. Otro tanto podría decirse de esa Wikipedia (o enciclopedia Espasa, como prefiráis) con piernas que es César Vidal. De acuerdo, es muy culto, está muy preparado y sabe todo de todo, sin excepción. Quizá por eso se permite esa actitud de superioridad especialmente ante sus colaboradores, a los que no duda en dejar a la  altura del betún por no saber la variedad de manzana que cultivaba George Washington en su plantación.
Todos estos profesionales, y el resto también, han comentado últimamente la noticia referida a la subida del IRPF decretada por el Gobierno. Al ser una medida controvertida ha recibido enfoques distintos: se ha calculado la cantidad de dinero que permitirá recaudar, se ha criticado que no se ataje más el gasto público antes de aplicarla, e incluso se ha comparado el grado de in/justicia de esta decisión comparándola con una hipotética nueva subida del IVA.
Quizá sea el momento de indicaros que esta entrada del blog no tiene como objetivo justificar esta decisión del gobierno, pero sí necesito aludir a ella para contaros que tuve la oportunidad de escuchar a dos de estos periodistas-directores de programas de la radio española opinando sobre este aumento del IRPF. Fue, en concreto, a Federico Jiménez Losantos e Isabel San Sebastián, en Es Radio y ABC Punto Radio respectivamente. Parece ser que no está bien visto afirmar públicamente que se sintoniza a Jiménez Losantos. Debo confesar que no he seguido su trayectoria anterior, pero por lo que le he escuchado me parece un personaje diferente, eso sí, pero con una formación muy amplia que va más allá de la política (música pop/rock, cine, literatura,…). Y por los colaboradores con los que cuenta (Alaska, Beatriz Cortázar, Manuel Lamas… y hasta Carmen Jara) podemos intuir que es una persona muy abierta y sincera en sus convicciones. En cuanto a Isabel San Sebastián, me parece rápida y ágil en el manejo de su programa, con carácter y también con valores y criterios claros (otra valoración bien distinta me merece como novelista, no he podido con su lenguaje altisonante y casi decimonónico).
A pesar de que intento escucharlos a los dos por la radio con relativa frecuencia, no pude evitar sonreír ante la manifiesta manipulación que hacían en sus comentarios pretendiendo que los oyentes identificáramos a los trabajadores con nómina que van a soportar la subida del IRPF con pobrecitos mileuristas. Su postura victimista y enfadica daba risa y resultaba bastante patética. Tanto fue así que alguien con dos dedos de frente en uno de los programas (y os aseguro que no recuerdo en cuál de ellos fue) indicó claramente que ese aumento iba a afectar a las nóminas más elevadas y que una nómina media (entre mis amigos y yo la media sale a 1.347,74 €) quedaría al margen. Por eso, explicó el contertulio y con ello consiguió cerrarles la boca, no se podía identificar el término “pobrecito asalariado” con quienes reciben una nómina de 4.000 ó 5.000 € al mes. ¿Qué decís a eso, mis amigos Isa y Fede? ¿Sacamos todos nuestra nómina y las miramos aunque sea por encima? ¡¡Lo que hay que oír!!

miércoles, 18 de enero de 2012

Mi pasión secreta y desesperada

Os aseguro que me gustaría ser capaz de sacar un ratito más a menudo para sentarme aquí ante el ordenador y actualizar mi blog. Alguna vez he intentado considerarlo como un propósito "de agenda", con fecha ineludible y plazo límite improrrogable. Pero no lo he conseguido. Otra cosa bien diferente es lo de sentarme a repasar los blogs que sigo y que, como "mi" universitario y mi "opositora" - ¡cada uno con las comillas en una palabra, por algo será...:) - mantienen una regularidad y frecuencia enviables, para deleite de sus lectores.
En esta ocasión tengo una explicación "real" que puede ayudar a comprender mi dejadez. Se trata de los Reyes Magos. Mejor dicho, de uno de los regalos que este año me han traído Sus Majestades de Oriente y al que estoy enganchada desde hace años. No, no se trata de un Iphone, ni de una termomix ni nada por el estilo. Es algo que puede resultar bastante primitivo para algunos, sobre todo si lo analizamos desde la perspectiva del momento actual, en el que todo el mundo obtiene sus películas y series en formatos más vanguardistas que les ahorra el ingente esfuerzo de tener que colocar el disco en el reproductor de DVD. Supongo que tarde o temprano me subiré a ese carro, como al carro de la temida Blackberry del que escribí hace algunas semanas. Sin embargo, mis Reyes Magos me conocen perfectamente y saben que me declaro partidaria pertinaz de los diccionarios sin teclado, las agendas con hojas de papel, los bolígrafos con tinta y los e-mail (¡y los blogs!) frente a las redes sociales. En resumen, que este año me han traído LA SÉPTIMA TEMPORADA DE MUJERES DESESPERADAS EN DVD.
Y sí, siento decirlo, uno de los motivos (aunque no el único, dicho sea de paso y con toda sinceridad) que me ha mantenido alejada de mi ordenador ha sido mi afán, deseo y curiosidad por avanzar y profundizar más en las vidas de mis amigas Gaby Solís, Lynette Scavo, Susan Delfino y Bree Van De Kamp, sus protagonistas.
Ante el maltrato injustificado por parte de las cadenas de televisión hacia las series de calidad (cambios de horario, repetición de episodios, mezcla de temporadas diferentes,...) opté por seguir las me interesaban por medio del DVD. "Las chicas Gilmore", "A dos metros bajo tierra", "Perdidos",... pero ninguna iguala a mis "Mujeres desesperadas". A lo largo de los años ha habido algunas tramas un poco flojas o con elementos repetitivos. Incluso a  alguna de mis amigas no le gusta el carácter de folletín que puede tener y que no niego en absoluto (¿qué mayor folletín que la vida misma? ¿qué gran novela no es algo folletinesca?). Sin embargo, por encima de cualquier otra consideración, se mantiene el retrato del alma femenima. Por lo menos de mi alma que, variando en proporción según las circunstancias, incluye siempre un algo de Gaby, un mucho de Lynette, no poco de Bree y bastante de Susan. Soy así. Por suerte creo estar en las antípodas de la pedante y cursi de Carrie Bradshaw (la protagonista de "Sexo en Nueva York") y su pandilla de impresentables amigas, que reducen el pensamiento de la mujer a niveles infrahumanos. Afortunadamente es tan sólo aquí, ante el ordenador y con mi taza de café, cuando me acerco mínimamete al personaje de Sarah Jessica Parker.
Para quienes no hayáis paseado nunca por Wisteria Lane (la calle en la que se desarrolla la acción de "Mujeres Desesperadas"), no puedo dejar de recomendaros que paseéis por allí un ratito. Seguro que entonces nos encontraremos.

domingo, 8 de enero de 2012

Reivindicando a Jason Bateman


Desde hace unos años, y seguro que va a continuar durante algunos más, existe una exagerada proliferación de gerundios tanto en inglés como en español en los títulos de películas que llegan a los cines (a los cines es un decir, porque llegan sobre todo a los DVDs y a los ordenadores…). Seguro que todos recordamos “Buscando a Nemo” (“Finding Nemo”), “Esperando un respiro” (“Waiting to Exhale”), “Buscando a Susan desesperadamente” (“Desperately seeking Susan”), “A propósito de Henry” (“Regarding Henry”), “Finding Forrester” (“Descubriendo a Forrester”) o “Salvar al soldado Ryan” (“Saving Private Ryan”). Algunos ya estábamos hartos de esta manía hace ya tiempo, y así lo hacíamos saber a nuestros amigos y acompañantes en las tertulias que surgían cenando o tomando un café al salir del cine. Pues bien, ahora soy yo misma quien, sin una razón clara, utilizo el gerundio como título de esta entrada del blog para escribir sobre Jason Bateman.
Estoy segura de que su cara no pasaría desapercibida para los aficionados al cine, sobre todo si no es de enorme presupuesto y si es cine americano. Puede que para muchos/as no sea guapo, no es alto (ni para muchos ni para muchas, para nadie), ni resulta el prototipo de tío sexy. Sin embargo, al reencontrarme con él últimamente en varias películas he descubierto que me resulta de lo más atractivo. Vamos, que soy capaz de ver una película suya sólo por su presencia.
Lo del “reencuentro” con él tiene su misterio porque ocurrió hace algo así como veinticinco años, así que os voy a contar lo que he sido capaz de recordar y de confirmar (esto último gracias a Internet, claro). Mi hermana, siete años mayor que yo, era (y lo sigue siendo hasta cierto punto, con más razón ahora si cabe) fiel admiradora de Michael J. Fox. Entre la enorme cantidad de películas en la que trabajó este actor a finales de los años ochenta, había una versión adolescente del mito del hombre-lobo, titulada “Teen Wolf” (1987). Pues bien, recuerdo perfectamente una foto de Jason Bateman con algo así como dieciocho años en "Superpop”, la ya histórica revista. Y recuerdo también perfectamente a mi hermana mayor soltando improperios ante la foto en cuestión, porque el tal Bateman iba a ser el sustituto de Fox en la secuela de “Teen Wolf”, supongo que al haber alcanzado éste un status superior en la industria cinematográfica. Os aseguro que desde entonces hasta hace poco más de cuatro años había olvidado por completo a este señor, algo totalmente lógico dada mi edad en ese momento.
Sin embargo, a partir de “The Break Up” (“Separados”, 2006) y sobre todo de “Juno” (2007) caí en la cuenta de que Jason Bateman era un viejo conocido mío, y me alegré mucho al saber que continuaba en el mundo de los vivos, y bastante activo, por cierto . Os aseguro que no pretendí ver “Hancock” (2008) por mí misma, pero diversas circunstancias me llevaron al cine a ver esta película. Y allí me lo encontré de nuevo como marido de Charlize Theron y rival de Will Smith. Fue cuando me propuse no perderlo de vista durante demasiado tiempo. Así que le seguí las pista hasta llegar a “The Switch” (“Un pequeño cambio”, 2010) y “Horrible bosses” (“Cómo acabar con tu jefe”, 2011). Así que me imagino que cualquier día de estos haré por ver “The change up” (“El cambiazo”, 2011), aún en cines.
En varias de estas películas Jason Bateman trabaja con Jennifer Aniston, que tiene la peculiaridad de haber sido considerada recientemente, se presupone que por el público masculino, como la actriz más sexy de la historia del cine (¡casi nada!) sin haber pasado a ser considerada una amenaza por el público femenino. Y es en una de sus películas con Aniston en la que Bateman tiene una de esas escenas antológicas que quedarán en mi recuerdo como más originales y divertidas. En esa sección de mi cerebro almaceno algunas secuencias que en muchos casos no serán recordadas por los cinéfilos más exigentes. ¿O acaso son muchos los que recuerdan el baile culinario de Cate Blanchet al ritmo de Bonnie Tyler en “Bandits”, otra de mis escenas favoritas? Quien la recuerde, que se anime a presenciar el momento de Bateman borracho, neurótico y enamorado,  encerrado en el cuarto de baño de Aniston, teniendo al alcance de su mano el recipiente con el esperma de un donante, destinado a fecundar a su amada. “Un pequeño cambio”.
No tengo intención de perderte de vista, pero si es así volveré a recuperarte en otros veinticinco años. ¡Hasta entonces, Jason!

domingo, 1 de enero de 2012

¡Feliz cyber-año nuevo!

Quizá habría debido incluir una entrada en el blog para cerrar el año 2011. Como no ha podido ser así, he pensado que incluir unas líneas el primer día de 2012 no estaría tampoco mal.
Lo esencial es desearos un año nuevo lo más feliz posible. Cada uno de nosotros nos vamos a tener que mover en los parámetros que marquen nuestras circunstancias. Por eso es en ese ámbito donde, día a día, tendremos que batallar para lograr la máxima felicidad que podamos permitirnos.
Mi cyber-yo se encuentra expectante ante lo que pueda venir en 2012, porque a lo largo del año pasado he logrado encontraros, leeros y establecer un mínimo contacto (pero muy valioso para mí) vía comentario. Ha sido un placer estar con vosotros en 2011, y lo será continuar estándolo a lo largo de 2012. ¡¡Muchas cyber-gracias, y feliz año a todos!!