miércoles, 4 de abril de 2012

La Victoria de la arruga

Mi portal de correo eléctronico personal tiene, como casi todos, una sección en la que aparecen noticias diferentes que van rotando a lo largo del día. Algunas de ellas, la verdad, provocan cierta vergüenza ajena y ponen en tela de juicio la falta de ídem de que hace gala el ¿periodista? encargado de seleccionarlas. Podemos encontrar artículos que van desde los últimos resultados electorales hasta la explicación científica de por qué los pingüinos no vuelan, pasando por una guía de consejos útiles para no perder la educación durante el primer encuentro sexual con un/a desconocido/a.
Una de las últimas noticias que he encontrado de esta forma se refiere a Cate Blanchet, la estupenda actriz australiana. Le tengo especial aprecio porque, en un momento de mi vida, me sentí muy identificada con el personaje que interpreta en la película "Bandits", dirigida en 2001 por Barry Levison. Por eso le presto especial atención. Y por eso también me gustó esta noticia sobre ella: aparecía como portada en una revista internacional, sin utilizar ningún tipo de trucaje fotográfico ni photoshop. Realmente lucía maravillosa, porque tiene una edad, 42 años, que resulta maravillosa para una mujer. Lo que resulta sorprendente es que hoy día se convierta en noticia que una estrella de su categoría pase de esos engaños de la imagen y sea capaz de posar con sus arrugas, sus "líneas de expresión" y las secuelas de haber tenido tres hijos en vientre propio (no la solución que buscan personajes como Beyoncé o Sarah Jessica Parker, alquilando el cuerpo de otra persona ¡¡para evitar que el embarazo les deje secuelas!!).
Distinta completamente es la actitud de Victoria Abril. Hace pocas samanas se presentó en un acto social con un aspecto rejuvenido milagrosamente, algo así como la cura de sueño que María Teresa Fernández de la Vega alega como justificante de su cambio de imagen. Hasta ahí nada que objetar, podemos estar de acuerdo o no, pero no podemos objetar nada contra la elección de cada uno. Sin embargo, hace pocos días, en la promoción de su última película, Victoria Abril realizó unas declaraciones muy directas contra la cirugía y el afán, inútil al fin y al cabo, de mantener eternamente la juventud. Eso ya sí resulta incoherente, visto su caso.
El ejemplo de grandes estrellas como Charlize Theron, Carmen Maura, Meryl Streep, Tea Leoni o la mismísima Julia Roberts tendría que cundir bastante más. Todas ellas, con sus diferentes edades, mantienen un atractivo indudable y real, acorde con su tiempo. Y todas ellas, y supongo que no les resultará fácil decidirlo, han renunciado (¡por ahora!) al bisturí, al bótox (al menos al bótox exagerado) y a los artificios extremos. Y resultan mucho más interesantes que las obsesionadas Nicole Kidman, Marta Sánchez, Demi Moore, Paloma San Basilio, Ana Obregón o Alaska, tan artificiales todas ellas y tan retocadas (aunque, eso sí, algunas mejor que otras, porque el estropicio que acaba de cometer Michelle Pfeiffer contra sí misma no tiene parangón). Vamos, que sin duda valoro mucho más y me apunto al esfuerzo que requiere el gimnasio dos veces por semana, mis cremitas, mi quincenal ingesta de líquidos y demás métodos naturales para intentar conservarme a mí misma y a mi salud, tanto física como psíquica. En definitiva, que en mi caso tengo más que asumido que la victoria final será de la arruga... ¡y no pasa nada!

1 comentario:

  1. Si es que, nos guste o no, la vejez es algo que acaba llegando. Yo de momento me resisto hasta al gimnasio y a las cremitas, pero ya acabaré cayendo. La cirugía ya son palabras mayores, porque hay casos donde la gente llega a jugarse la vida sólo por una liposucción - por no decir lo artificiales que llegan a resultar algunos retoques con el paso de los años-. Fíjate si no en Cayetana de Alba :)

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