domingo, 8 de mayo de 2011

"No me compensa trabajar"

No, no se trata de una frase metafórica que refleje el mal ambiente que pueda haber en el trabajo, aunque al leer el título de la entrada muchos de vosotros hayáis pensado que, efectivamente, para lo que hay que ver y oír en la oficina, como que no compensa. Sin embargo no va por ahí la frase, en absoluto. Se trata de una verdad tremenda, de las pocas que se pueden asegurar calculadora en mano. Cuando mi amigo JL me la soltó, así de clara y directa, traté de llevarle la contraria. Pero no pude sostener mis argumentos más allá de diez minutos. Claro, que lo primero que debo hacer es presentaros a mi amigo JL.
Es del grupo de la Universidad. Lo cierto es que no soy de esas personas que mantienen amistad con sus amigas o amigos de la guardería o de parvulitos. ¡Hay gente que sí lo consigue o que los recupera a través de las redes sociales! Debe de ser… apasionante ver una evolución tan completa en el ser humano. En mi caso prefiero ahorrarme algunos pasos intermedios, la verdad. Pues eso, que ni tan siquiera tengo el teléfono o el correo electrónico de nadie del instituto. Ni ganas de buscarlos en el ciberespacio. En realidad, tampoco estoy segura de haber querido conservar esas amistades, me veo más atravesando diversas etapas y, de algunas de ellas, simplemente no queda nadie. Y adelante, a la siguiente. Pero la etapa de la Universidad, quizá por lo que supuso en mi vida, sí me hizo conservar contacto con varias personas y, en algunos casos como en el de JL, amistad verdadera.
Del grupo de amigas y amigos de la Universidad, varios empezamos nuestra vida laboral trabajando en algo que no estaba directamente conectado con los estudios. Después, poco a poco, casi todos sí que nos hemos ido acercando a profesiones vinculadas de alguna forma a lo que habíamos estudiado.
Pero no JL, que empezó con unas prácticas en un periódico local y acabó formando parte de la plantilla de una agencia de información bastante importante. Llegó, incluso, a tener a varias personas a su cargo y alcanzar un puesto intermedio por el que más de un trepa habría vendido su alma… y la de varios compañeros. En cuanto a su vida personal, tampoco le fue mal a JL: su pareja es una persona excepcional (sí, no me cuesta ningún esfuerzo reconocerlo), que ha podido compaginar su trabajo en una empresa privada con la maternidad. Y así han funcionado, como familia feliz en su residencia a las afueras de Madrid, hasta la llegada de la crisis. La crisis, que no sólo ha afectado al sector de la construcción, sino que ha llevado a los periódicos y a la prensa en general a una situación complicada. De ahí que JL también se haya visto en el paro (con sus 45 días por año trabajado, su cotización en regla y todo lo que queramos, pero en el paro). JL, siempre comedido, no cayó ni el pánico de intentar encontrar otro trabajo inmediatamente ni en el “me lo voy a tomar con calma, voy a tomarme un tiempecito antes de buscar otra cosa”. Durante unos meses lo más complicado para JL fue encontrar no un trabajo, sino una oferta de trabajo cuyas condiciones se acercaran siquiera mínimamente a las que había tenido en su trabajo anterior. Nada que ver. Ni en horario, ni en salario, ni en contrato. Evidentemente ya había oído bastante de cómo está la situación, pero pude profundizar más en esto cuando hace unos meses me invitaron a cenar a su casa. Por suerte con él no tengo que hacer el paripé de evitar el tema laboral por miedo a ofenderle, como puede ocurrir cuando nos encontramos con alguien que está en paro. Por eso, después de las preguntas y los comentarios de rigor, curioseando por la cocina y echando una mano para poner la mesa, antes incluso de sentarnos, me contó que ya había desistido de encontrar un trabajo como el de antes. Ese “como el de antes” no se refería al tipo de trabajo, sino a lograr unas condiciones remotamente similares. Lo que había encontrado eran trabajos con horario partido (de esos de 9:00 h. a 14:00 h. y de 16:00 h. a 19:00 h.), en sitios a los que tardaría en llegar más de 45 minutos si había suerte con el tráfico, y con un salario que rondaba los 1.100 euros en el mejor de los casos. Vamos, un panorama para pasárselo por las narices a los sindicatos, a los hablan de conciliar vida laboral y vida personal y, de paso, a los que afirman que en España se produce poco. Con todo, JL estaba razonablemente feliz. Fue entonces cuando sacó la calculadora y me dijo eso de “es que con esas condiciones no me compensa trabajar”. Me habló de un trabajo por horas que había encontrado dando clases en una academia de la zona donde vive, que puede comenzar cuando su esposa ha llegado a casa después de trabajar y puede ocuparse de los niños (tienen dos, de tres y de seis años). Como él está en casa por la mañana se ahorra aula matinal y comedor del colegio para el mayor, que ya es un pico; y también la guardería privada del pequeño (lograr plaza en una pública es complicado, ya sabéis, y si uno de los padres está en paro resulta imposible porque la Administración piensa que esa familia no necesita servicio de guardería, como si los trabajos se pudieran encontrar llevando a tu hijo pequeño a la entrevista o a la ETT...); el caso es que habiendo parques, ludotecas y pequenatación el pequeño no tiene porque salir asociable, ¿verdad?. Y como su academia está a poca distancia de su casa se ahorra otro pico en gasolina y mantenimiento del coche. Total, que JL ha sumado a su bajo salario por horas la cantidad de dinero que no gasta y que es, en la práctica, como un ingreso, y se ha dado cuenta de que puede vivir. Y puede ser feliz. Es un gran cambio en su vida, y no ha sido fácil, el ritmo de su vida y su ritmo de vida eran muy diferentes. Pero es consciente de que, en este momento, es la única forma de poder salir adelante. Y de que tiene que dar gracias porque ha encontrado una manera de equilibrar la balanza renunciando a algunas cosas y ganando otras (más tiempo con sus hijos, más ayuda para su pareja,…). Sabe él, sabemos todos, que hay familias que están viviendo una situación muchísimo más dura a la que es muy complicado encontrarle el lado bueno. Pero algo positivo tenemos que ser capaces de encontrarle a todo esto ya que de lo contrario no se entendería la paz ciudadana que invade hoy nuestra sociedad. Eso, o es que estamos total e inactivamente adormecidos. ¿O es que nos mantienen narcotizados?

4 comentarios:

  1. Hola L.Gante,
    Acabo de "encontrar" tu blog y leído tu artículo, y, aunque casi ha pasado un año desde entonces, sigue siendo rabiosamente actual.
    Yo también hice Periodismo pero empecé a trabajar a los 19 años compaginando la carrera y cuando me quise dar cuenta, como no fui becaria en nigún medio... pues que fue imposible encontrar trabajo de periodista.
    Da igual, lo importante es que tras quedarme en el paro en 1992 pq mi empresa americana cerró, debido a la ineptitud y poca verguenza de los directivos españoles (no de los americanos, que demasida paciencia con nosotros tuvieron), pues tras mucho buscar unas condiciones decentes, vi como única alternativa opositar. Y tras dos años de madrugadas de estudio, trabajo a t/p, llevar la casa y cuidar de mi hija de 2 años, pues aprobe una oposicion (¡vaya, a ver si los funcionarios al final no van a ser tal pandilla de vagos...!).
    El caso es que ahora tengo dos hijas... y ante las vacaciones de Semana Santa... y en vista de todo el tiempo que no van a tener colegio y que por tanto tengo que pagar CampamentosUrbanos + la cuidadora que la lleva al cole x la mañana y la recoge 2 tardes...+ pagar el abono transporte 47€ +50 minutos de transporte público + volvernos locos cada noche mala que pasa la peque pq no sabemos quién va a faltar al trabajo para quedarse con ella + las tardes-noches que no paramos pq hay que organizar deberes (ésto actualmente es una tomadura de pelo para los padres que en otro momento comentaré),juegos, baños, cenas, fregar todo antes de acostarnos... vamos GUAY!!.
    Total, que he visto que no me compensa ir a trabajar. Mi "margen" mensual cuando además del cole tengo que pagar Campamentos Urbanos sustitutorios es de 200€. Es decir, que malvivimos... y obtengo por ello 200€. ¿Nos hemos vuelto idiotas?.
    Lo peor es los funcionarios sólo podemos pedir Excedencias de un mínimo de 2 años...y eso es mucho tiempo.Hay otra opción, la de pedir "Un mes sin sueldo" que es lo que voy a hacer... pero aún siendo funcionaria sé que voy a tener muchos problemas en mi puesto de trabajo, puesto que ésto perjudica a las compañeras que tendrán que cubrir ese mes mio y no podrán pedirse vacaciones ese tiempo... Ya veremos como termina todo, pero corroborando lo que has escrito yo queria exponer que, efectivamente, a veces MUCHAS, MAS DE LAS QUE PENSAMOS, NO COMPENSA TRABAJAR.
    Una ultima cosa. Cuando yo era pequeña ni yo ni mis hermanos fuimos al cole malitos, jamas. Sin embargo, madre mia cuantas veces he llevado yo a mis hijas con fiebre y cruzando los dedos para que no me llamen del cole!. Conclusiòn, nos han tomado el pelo.

    ResponderEliminar
  2. MA: Me ha gustado mucho comprobar que, aunque escribí esta entrada hace tiempo, todavía hay personas que se paran a leerla.
    Son muchos los temas que toca en tu comentario. La ineptitud de los directivos españoles, es cierto, va acompañada de una prepotencia sin justificación cuando se burlan de los americanos. Y así nos va, nos reímos de los que saben en lugar de aprender.
    En varias entradas del blog he comentado lo imposible que resulta conciliar vida familiar y trabajo sin renunciar a algo. Mi caso es distinto porque no tengo hijos, pero lo veo en mis amistades y familiares. No compensa, efectivamente, quitar tanto tiempo de lo que más nos importa para sacar, como tú dices, 200 euros. Tu opción, siendo funcionaria, puede ser más llevadera. Pero quienes están en empresa privada, o las familias monoparentales (una amiga mía, el caso que mejor conozco, hace esfuerzos que le van a costar la salud) lo tienen muy crudo.
    No sé si te puedes plantear una reducción de jornada, de modo que puedas ahorrar algún gasto de la tarde (recogida de niñas, actividades extraescolares). También creo que el trabajo fuera de casa nos ayuda y nos enriquece. Pero, qué duda cabe, es complicado encontrar el equilibrio. En cualquier caso, tus pequeñas tienen mucha suerte al contar con una madre que se cuestiona todo esto, hay algunas madres o padres que casi prefieren tener poco tiempo para estar con sus hijos...
    Me ha encantado tu comentario. Te deseo mucha suerte en todo.

    ResponderEliminar
  3. Hola, ¿qué me decís ahora con la reforma laboral?, ¿la subida de precios?. Yo creo que hasta cierto punto lo que está pasando, lo tenemos merecido. Cuando "las cosas iban bién" todos mirábamos para otro lado. Veiamos derroche, injusticias laborales, muchas movidas que mientras no nos tocaran, ni nos inmutabamos. Los sindicatos eran los especialistas en mirar para otro lado mientras hacían el agosto todo el año. Y quien más quien menos a todos nos iba bien mientras pagaba Europa y nos creiamos que el dinero llovía del cielo. Ahora los mileuristas estamos pagando la broma y ya ni nos compensa ir a trabajar. Yo por mi parte que pete todo y a ver si las cosas se empiezan a hacer de otra forma.

    ResponderEliminar
  4. Estamos a mediados de 2016 y tu post sigue siendo totalmente identificativo de la situación a día de hoy...

    La conciliación familiar brilla por su ausencia, los sueldos cada vez peores... eso sí exigen mucho q sepas esto y lo otro... q tengas experiencia...

    Ahora me veo en la necesidad de buscar una guardería para mí hija y entre guardería y gasolina me quedaréá una miseria... y me hago esa pregunta "m compensa trabajar?" Dejar a mi peque toda una jornada con extraños sin poder verla para quw me quwden 200 o 300€...Después de varios años en la profesión me veo en el mismo punto de partida q cuando salí recién titulada... no veo evolución económica y es muy frustrante ver que no hay forma de vivir, solo d sobrevivir y malvivir hasta el cuello cada mes... y quieres tener más hijos pero no puedes! Porque si cuesta mantener 1... imagina 2...

    Facturas de luz desorbitadas, impuestos, pagos pagos pagos... no puedes irte de vacaciones, ni darte un capricho, comprarte algo d ropa, o salir a cenar un día... entonces para q vivimos? Si ni despejarse y darte un capricho puedes...

    Nuestros mejores años de juventud, los q ahora podríamos disfrutar con nuestra pequeña, salir, viajar... nos los estamos pasando con dolor de cabeza viendo cómo pagar los gastos del mes q viene... vacunas que no entran por la ss, y otras q dependen de la CA...comprar comida da miedo de lo cara q está... y un largoetc.,, q me dejo porque me amargo de escribir y ver la mierda de vida que nos queda por q 4 peces gordos quieren nadar en dinero...

    ResponderEliminar