miércoles, 18 de mayo de 2011

La mirada europea

¡¡Vaya semanitas nos está dando Europa a los españoles (y no hablo de economía)!! Parece que eso de “españolizar Europa” no está dando sus frutos. ¡Si don Miguel de Unamuno y compañía levantaran la cabeza y vieran el resultado de nuestra Lucía Pérez en el Festival de Eurovisión…! El caso es que la galleguiña no lo hizo nada mal: la coreo era aceptable, ella cantó bien, el vestuario iba acorde. Claro, la canción no era una maravilla, pero ¿cuál lo era? Salvo la conclusión de que a los españoles no nos quiere casi nadie en Europa, la verdad es que no sacamos nada nuevo de la experiencia eurovisiva de este año. Y, me temo, tampoco Lucía Pérez va a sacar nada, para qué engañarte, mona: si David Civera está desaparecido del mapa después de su “Dile que la quiero” y sus varias canciones de verano, no pienses que tú vas a durar más de un par de telediarios. Además tampoco ayuda mucho tantísima sonrisa como derrochas, sobre todo  al decir que te sientes una ganadora.
Pero vamos a lo que vamos, que lo de Eurovisión y esta chica era para introducir el temita. Lo que ha dolido a varios en lo más profundo del pundonor y en el centro de su orgullo nacional es el vídeo del programa sueco sobre la actitud de los españoles hacia el trabajo. Nosotros pensábamos que los suecos tenían su gracia, con esos mozos rubios que tanto gustan a algunas por aquí (a mí no, para nada, donde esté la mezcla…) y esas mujeres impresionantes que hacían que se le cayera la baba a Andrés Pajares ligando en tanto bodrio setentero. Además, nos sigue encandilando la música de ABBA, con el subidón que nos provoca aún el “Dancing Queen”, entre muchas otras canciones. Habrá también aún quien recuerde la etapa dorada del tenis sueco, con Björn Borg, Mats Wilander o Stefan Edberg. Y tampoco podemos olvidarnos del exitazo editorial que ha supuesto “Millenium”, de Stieg Larsson: sí, esos tres tochos que forman, cómo no, una trilogía, en la que el libro siguiente está peor escrito que el anterior y además aumenta en progresión geométrica el número de personajes y tramas absurdas que no aportan nada a la novela.
Pues bien, a nuestros hasta ahora amistosos y simpáticos suecos no se les ocurre nada mejor que venir a nuestro país y hacer un reportaje para un programa de televisión en el que ridiculizan la actitud de los españoles en el trabajo: que empezamos muy tarde (como si conocieran a mi ex - compañera  de trabajo, pongamos por nombre Carmen Muñoz), que si nos pasamos la jornada laboral visitando Facebook (o comprando entradas para el cine, o reservando hoteles, como la tal Carmen Muñoz), que si leemos el periódico en nuestro puesto de trabajo (o matamos marcianitos en el ordenador, como hace esa Carmen Muñoz), que si somos unos pelotas y nos quedamos más tiempo en la oficina para que parezca que estamos ocupados (como hace habitual y magistralmente Carmen Muñoz), que si perdemos el tiempo echando la siesta (o levantándonos setenta y tres veces de nuestro puesto en un único día, como hace cierta Carmen Muñoz),…
No sé qué ha dolido más a esa gente que se ha sentido ofendida, si el hecho de que digan falsedades sobre nosotros… o el hecho de que nos conozcan tan bien. La verdad es que me inclino más por lo segundo. En mi caso, sinceramente, no me doy por aludida: mi blog lo escribo desde casa, y siempre fuera del horario laboral. Pero ¿cuántas Cármenes Muñoz (nombre ¿al azar?) hay sueltas/os por ahí, en cada pequeña, mediana y gran empresa?

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