sábado, 17 de marzo de 2012

Por una educación pública de calidad... ¡y valenciana!

No voy a negar que hasta hace bien poquito, hasta hoy mismo diría yo, el antiguo esplendor del Levante español había quedado oculto por cuestiones varias. Como no sé mucho de fútbol no puedo ni siquiera considerar si a lo largo de la temporada futbolística el Valencia, el Elche o el Levante han contribuido a proporcionar alegrías a esta tierra, azotada por la corrupción y las malas noticias económicas en los últimos tiempos. Con todo, siempre nos quedarán como elementos positivos el Mediterráneo (y más aún con la cercanía de esas vacaciones de Semana Santa que tanto anhelamos) y las naranjas. Pero, como decía, ha sido hasta hoy. ¿Qué ha ocurrido hoy para que valoremos especialmente a la Comunidad Valenciana?Me temo que está quedando una entrada del blog un tanto surrealista, porque, después de haber hablado de fútbol, de naranjas y de corrupción, tengo que enlazar con el tema educativo. Para ello voy a basarme en el lema que se ha puesto tan de moda durante los primeros meses de este curso (ahora, quizá sospechosamente motivado por la proximidad de los exámenes, ese afán reivindicativo ha decaido un poquito): por una educación pública de calidad. Es que parece que en la Comunidad Valenciana sí se va a tomar en serio lo de la calidad en la enseñanza. Claro, no va en la misma línea que los colectivos que se quejaban, injustamente, de tener que impartir dos horas más de clase a la semana (siempre dentro del marco legal ya establecido, no quiero resultar pesada y anteriormente expresé mi opinión en otra entrada del blog).
Qué duda cabe de que un aspecto importante a la hora de hablar de la enseñanza es el óptimo aprovechamiento que se debe hacer de los recursos de los que se dispone el terreno educativo. Esos recursos, como en toda empresa, se dividen en dos tipos: humanos y materiales. Y da la casualidad de que el recurso más protestón, el humano, es de los más privilegiados en el ámbito laboral tanto por jornada laboral como por la duración de sus vacaciones. Como siempre, vaya por delante mi respeto hacia la figura del profesor, cuya autoridad apoyo sin la menor duda. Pero por detrás de ese respeto vaya también mi crítica hacia todos aquellos profesores que, sin vocación de servicio alguna, se meten en este mundo sólo para conseguir unas condiciones laborales tan enviables como las que disponen. Y de éstos hay muchos, os lo aseguro (puedo no conocer bien otros gremios, pero el de los profesores os aseguro que me es muy familiar). Es una postura legítima, evidentemente; pero después no hay que hacer pucheros por lo duro que resulta su trabajo: igual que hay secretarias o policías que no disfrutan de su trabajo y lo realizan con total dignidad, tampoco pasa nada si a un profesor no le gusta su trabajo, que él libremente ha elegido. No sé a qué vino tanta rabieta por el hecho de que les hicieran dar dos horas de clase más por semana. La rabieta de ahora, la que he podido leer hoy en los foros de los medios de comunicación que se han hecho eco de esta noticia, me ha resultado ciertamente divertida, la verdad.
Pero vamos a lo que vamos. El caso es que en Valencia han decidido, acertadamente, aproximar el mundo escolar a la realidad social de este momento. Por eso parece ser que a partir del próximo curso los profesores sólo dispondrán de un mes de vacaciones, agosto. Y el mes de julio tendrán que dedicarlo a tareas de programación, planificación, evaluación,... Además, se pretende que el curso escolar termine a finales de junio, no a medidados, enlazando casi con el mes de julio. Esperemos que esto sea un primer paso para, dentro de muy poquito, extender las actividades escolares durante todo el mes de julio, atendidas por los mismos profesores. De esta forma se solucionaría el gran problema (o el gran desembolso) que implica el periodo de vacaciones para las familias con niños: las criaturas tienen casi tres meses de vacaciones y los padres, si son dos y trabajan ambos, apenas pueden cubrir un mes. Por una lado la sociedad tiene una necesidad enorme de atender a los niños en ese periodo de tiempo, y por otro estamos pagando a los profesores el salario del mes de julio y tenemos un montón de centros e instalaciones infrautilizados. La solución está clara, y los valencianos están resultando ser los pioneros en esta clarividencia. Ojalá cunda su ejemplo en toda España cuanto antes mejor.

5 comentarios:

  1. Yo, a mis 37 años, me voy a erigir en portavoz de los niños. Me imagino que a ellos no les hará ninguna gracia tener que recortar sensiblemente sus vacaciones. El problema de fondo no es sólo si los profesores tienen muchas vacaciones o si son vocacionales. Habría que hablar también de la conciliación entre la vida familiar y la vida laboral. Cuando yo era niño, ese problema no existía por dos motivos: la mujer apenas trabajaba fuera de casa y los horarios laborales eran mucho más racionales.

    Daría para hablar largo y tendido, de hecho seguramente sería motivo para otra entrada de tu blog. Yo estoy a favor de la plena incorporación de la mujer al mercado laboral, pero mucho me temo que quienes están más arriba han aprovechado para tener dos esclavos para el precio de uno. En fin, no me enrollo más.

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  2. Voy a hacer algunas observaciones sinceras, partiendo de que estoy de acuerdo con que las condiciones del trabajo docente son muy buenas en tiempo - en dinero distan mucho de ser una maravilla, o al menos distaban, recordemos la época en que los comerciales ganaban 3000 pavos mensuales-. Sucede que ahora son muy envidiados por la seguridad - para quienes la tienen, recordemos la situación de los eternos interinos- y por los horarios, pero ahí van:

    1. Vendría genial si dedicaran ese mes realmente a programar (aunque eso es algo que puede hacerse desde la casa de cada uno) pero las programaciones vienen ya absolutamente cerradas, por no decir que en demasiadas ocasiones se elige a una editorial que lo haga todo y punto. Con o sin editoriales, un docente sólo tiene un 5% de influencia sobre el currículo que imparte. Tendría más sentido que ese mes, si realmente quieren quitarlo, se dedicara a docencia, aunque fueran otros modos de docencia (véanse las llamadas "escuelas de verano") porque los profesores se van a limitar a figurar físicamente en un lugar de 9 a 2 sin hacer realmente demasiado.

    2. Yo creo que los niños necesitan las vacaciones. Primero, porque son niños y necesitan ocio libre (muchas veces tienen sólo ocio programado), amén de un mayor relación con sus familias (hay muchos niños que sólo tratan a sus familias por las noches). Un porcentaje demasiado elevado de niños tienen unos horarios laborales más duros que los de sus padres. Se ven demasiados niños con estrés. Te llegan a las 7.30 del aula matinal, a las 2 tienen comedor, a las 4 comienzan las actividades extraescolares y tienes nenes ocupados hasta las, por ejemplo, 6.30, tiempo justo para hacer deberes, cenar y dormir.

    3. Si el problema está en "dónde se aparca a los niños mientras se explota a los padres", la sociedad debería flexibilizarse para que tener una familia pudiera ser compatible con trabajar: más ayudas a las familias, potenciación de la flexibilidad horaria, potenciación del teletrabajo... nos estamos deshumanizando demasiado. Ahora con dos progenitores pasando de sus hijos porque están obligados a trabajar como esclavos, apenas da para pagar una hipoteca en 20-30 años.

    4. Calidad educativa no equivale a tiempo en el cole.

    5. Hay muchos modos de sacar rendimiento a las infrautilizadas instalaciones escolares.

    PD: Es verdad que los profesores se han quejado excesivamente por esas dos horas, pero creo que es muy humano: cuando alguien no tiene un derecho, no conoce lo que es disponer de él y rara vez lo reclama, pero cuando un sector de la población, el que sea, ha disfrutado de un beneficio y se le priva de él... la respuesta siempre es muy encendida.

    En fin, que vengo a darte guerra hoy, pero también a darte un abrazo. Los blogs molan para crear un poquito de debate :)

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  3. SILVIA: Gracias a tu comentario voy a inaugurar una posibilidad que hasta ahora he dejado de lado: interactuar con quienes comentan lo que escribo. Llevas razón, este tipo de debate enriquece y ayuda a ordenar las propias ideas.

    1. Esperemos que el trabajo de los profesores a lo largo del mes de julio sea algo más que programar y hacer papeleo. Se supone que este primer paso de la Comunidad Valenciana es eso, un primer paso; después, ojalá, vendrá el trabajo de campo con los niños.

    2. Las vacaciones escolares en España son de las más largas (si es que no son las más largas) del mundo: en Europa el curso termina en julio, y empieza a mediados / finales de agosto. Lo del calor que hace en España no me sirve: en Japón, y te aseguro que un clima como el suyo es el más duro que he sufrido, las clases terminan la última semana de julio y comienzan la última semana de agosto. Ni punto de comparación.

    3. Para no "aparcar" a los niños lo que hace falta es que los padres puedan tener más vacaciones, algo totalmente utópico (salvo que uno de los progenitores sea profesor, claro). Lo que hacen muchas familias en verano es aparcar a los niños frente a la tele. Y ésa sí que es mala opción. O hay que llevarlos a campamentos urbanos ubicados en los colegios, pero pagando un pastón para cubrir la jornada laboral normal de los padres. ¿Por qué hay que pagar por esa atención a una empresa privada subcontratada por un ayuntamiento, cuando los maestros están con el doble de vacaciones durante ese periodo de tiempo?

    4. Más tiempo en el colegio no implica menos calidad. Yo quiero más, y mejor (¡¡lo quiero todo!!).

    5. El uso mejor de las instalaciones escolares es emplearlas como lo que son, instalaciones escolares, bajo la supervisión de los profesores, que son los responsables naturales de estos centros.

    ¡¡Gracias por tu participación!!

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  4. Jaja, gracias a ti por contestarme! Volveré el finde a responder :)

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    1. - España en general tiene más días de vacaciones que la mayoría de los países europeos, pero también tiene el peor horario (ya no digo escolar, me refiero en general al horario laboral). Si se habla de aumentar el calendario escolar, también debería de hablarse de la supresión de esos largos desayunos, de la hora de comer, y de que existiera una mayor racionalización de los horarios de los padres y de los hijos, que como te contaba antes, echan unas jornadas bestiales y en algún momento deben descansar.

      - No obstante, buscando datos de vacaciones en los distintos países, resulta que el país con más vacaciones de Europa es Finlandia: el país con un mejor sistema educativo según el informe de PISA y, en mi opinión, uno de los más desarrollados de Europa en todos los sentidos. Por el contrario, los países que menos vacaciones tienen son Rumanía, Reino Unido y Países Bajos, lo que hace pensar que menos vacaciones no equivale necesariamente a peor rendimiento.

      - No creo que aspirar a una racionalización de los horarios laborales sea una aspiración utópica. Al contrario, igual si se extendieran más los horarios de media jornada y la flexibilización del trabajo, aumentaría el porcentaje de la población empleada, iríamos remontando la crisis y sería más fácil conciliar vida laboral y familiar.

      - Japón es un gran país en muchos sentidos. Tienen una conciencia de grupo, de sociedad, que ojalá tuviéramos nosotros, pero... también es uno de los países con más estrés y mayores tasas de suicidio, no sé si deben suponer un referente para todo. En España tenemos la costumbre de pensar que todo aquello que viene de fuera es mejor. La sociedad japonesa peca de demasiado competitiva.

      - Es verdad que las vacaciones de los profesores son grandes; por ello son un colectivo muy envidiado, pero no es menos cierto que la docencia es una de las profesiones con mayor síndrome de "burn out". Sin ánimo de establecer comparaciones odiosas, la docencia exige cierto grado de tensión permanente sostenida y de saber lidiar con compañeros, alumnos y profesores, que otras profesiones más mecánicas o que requieren una menor responsabilidad social o trato con gente diversa, son mucho más relajadas que la docencia.

      - Calidad para mí no es quitar las vacaciones y prolongar el tiempo de presencia física de un docente que hace las cosas igual que siempre. Calidad para mí serían cosas como: luchar por una disminución significativa de la ratio de alumnos por clase a 10-15 alumnos, replantearnos las prioridades de los contenidos que se están enseñando en la escuela (hay que apuntalar esas instrumentales básicas), abogaría por un uso pedagógico de las nuevas tecnologías, porque la mera presencia de pizarras digitales o el reparto de ordenadores personales a alumnos por sí mismos no sólo no mejoran la calidad, muchas veces la empeoran, lucharía por la inclusión de un orientador educativo en cada centro de primaria y al menos dos en los de secundaria... y un largo etc.

      Si se aumenta el tiempo sin mejorar las cosas, no hacemos nada.

      En fin, que soy muy cabezona. ¡Nos vemos!

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