jueves, 16 de diciembre de 2010

Día 7 de marzo

Con el paso de los años, la verdad, se relativizan muchas cosas. Y una de las que van perdiendo peso es la importancia que, social y personalmente, otorgamos a ciertas fechas. Por ejemplo, no va conmigo eso de ser feliz porque toca y es Navidad; ni el corazoncito rojo con un "te amo" porque es 14 de febrero; tampoco me atrae ya lo de disfrazarse para poder entrar en un local de moda porque es Carnaval; por no decir ya lo poco que me afecta el día de santa L., mi patrona personal.

No obstante, hay una fecha que creo que sí voy a reivindicar a partir de ahora: el 9 de marzo. Está muy bien que, cronológicamente, suceda al 8 de marzo, que es una de las celebraciones que sí me parecen importantes, el día de las féminas currantas. Pero es que, además, el 9 de marzo fue declarado por el Congreso"Día de los desaparecidos sin motivo aparente".
Vaya por delante esta aclaración de total solidaridad con todas las familias que han sufrido la desaparición de un ser querido sin que, aparentemente, haya una razón que lo justifique. Esa situación de angustia debe de ser terrible en el día a día. Lo que pretendo hacer en esta entrada del blog es dar un paso más en esa advocación del 9 de marzo y centrarme en un hipotético día de los desaparecidos virtuales sin motivo aparente y voluntariamente.
Porque ¿de qué sirve no registrarse en Facebook y demás familia para evitar encontrarte, aunque sea virtualmente, con el inadaptado amigo de la adolescencia del que saliste huyendo cuando descubriste que la vida no está tan mal después de todo, o con la creída y orgullosa líder de la pandilla de amigas que pensaba que el orbe giraba a su alrededor, o con la colega del trabajo que era una trepa y no dudaba en pisotearte con su más seductora sonrisa ante la mirada babosa del jefe? Es que yo no quiero volver a encontrarme con según qué gente. Y el sólo hecho de verlos en una fotografía en el monitor de mi ordenador me produce un malestar inimaginable. Eso por no entrar en las profundides sentimentales que implican los ex- que me han dejado y a los que he dejado de malos modos.
El colmo de este absurdo insoportable es, por ejemplo, que algunos familiares míos (por lo tanto tan "Gantes" como yo) me escriban explicando eso de que "por facebook me ha escrito un/a tal XXXXXX preguntando por ti, ¿le doy tu email?". Pues NO, NO y mil veces NO. Así que ya sabéis, Gantes del mundo: soy una desaparecida sin motivo aparente, pero con muchos motivos de otro tipo. Y si alguien quiere saber de mí, que me busque en mi blog, porque es lo más cerca que quiero estar de algunos especímenes que me he cruzado por la vida. Quizá sea el momento de solicitar al Congreso la declaración del Día Anti-FacebooK o Anti-Redes Sociales. ¿Qué tal el 7 de marzo?

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