jueves, 15 de septiembre de 2011

Los profes no están haciendo los deberes

En una entrada del blog, hace unos meses, me burlaba hasta cierto punto del síndrome postvacacional que alegan algunos a los que no les hace ninguna gracia eso de volver a las obligaciones laborales después del descanso estival. Pues bien, tengo que desdecirme o "desburlarme" de lo que escribí entonces porque el tiempo ha demostrado que sí, que al menos hay un gremio que sufre terriblemente este síndrome postvacacional: el gremio de los maestros y profesores.
Es que de ninguna otra forma se puede entender la que están montando estas semanas, aunque en realidad habría que calcular el porcentaje que están montando los maestros en sí, y el porcentaje que están montando los sindicatos de siempre. El motivo para tal cabreo no puede ser otro que la mala leche que se les viene encima cuando piensan que van a pasar parte de su tiempo encerrados en una habitación con unos treinta chavales de los que una gran parte no tienen motivación ninguna para aprender. Esa es la única justificación que encuentro a su malestar. Pero vamos, ellos han elegido esa profesión, así que...
Vamos a ver si podemos entender la situación que hay ahora mediante un ejemplo. Imaginemos que una secretaria dedica una hora de su jornada laboral a preparar fotocopias de documentos. Y un día la dirección de la empresa le dice: "Mira, a partir de ahora vas a dedicar dos horas de tu jornada laboral a hacer fotocopias". Las horas de trabajo de la secretaria son las mismas, sólo que desde que se lo anuncian tendrá que dedicar más tiempo a una función en concreto. El ejemplo es sencillo, ¿verdad? Por eso no me creo que personas cultas e ilustradas como los profesores sean incapaces de comprenderlo: lo único que se les pide es que, de su jornada laboral, dediquen una o dos horas más a dar clase, no que trabajen más horas (aunque se les podría pedir, porque...). Y el resto del tiempo lo podrán seguir dedicando a cumplimentar partes de asistencia, reuniones de evaluación y charlar por los pasillos con sus compañeros.
La valoración social de los maestros ha caído bastante en los últimos años, hasta el punto de que no resulta extraño leer noticias en la prensa sobre profesores agredidos. Y los que conocemos a alguien que se dedica a esta labor sabemos las precauciones que toman para que los alumnos, o los padres de sus alumnos, no les dañen el coche, no sepan su domicilio,... Y que sea precisamente en una de las comunidades autónomas en las que se quiere restablecer al profesor como figura con autoridad donde se monta más follón con la ampliación de horas lectivas, no deja de tener su aquél. Evidentemente no voy a justificar esa infravaloración de los maestros en la sociedad, pero es que a veces se la han ganado a pulso. Por ejemplo, con estas protestas. ¿Es que no se han dado cuenta los horarios de muchas empresas, que obligan a realizar horas extras sin pagarlas a los trabajadores? ¿Es que no son conscientes del número de horas semanales que trabajan otros gremios? ¿Es que piensan que otros trabajadores como médicos, policías o bomberos no realizan también una labor social tan importante como la suya y en muchas peores condiciones? Afirman que protestan porque algunos compañeros interinos se van a quedar sin trabajo. Pero ¿es que no saben el número de parados que hay en España? A lo mejor se piensan que eso del paro no va con ellos, que no tiene por qué afectarles. Pues, señores profesores, me temo que están equivocados: hay vacas flacas para todos.
Quienes hemos estudiado varios años y en distintas etapas, desde el colegio hasta la universidad, no necesitamos agarrarnos a esta protesta para restar puntos al gremio de profesores. Todos recordamos como figuras excepcionales a los pocos maestros y profesores que nos han marcado positivamente porque sabían enseñar y transmitir sus conocimientos. Cuando pensamos en ellos los catalogamos así, como profesores excepcionales, porque generalmente en nuestras clases nos encontrábamos con especímenes que no tenían ni idea de hablar en público, que no preparaban las clases, que no recordaban lo que habían explicado y lo que no, que llevaban a clase año tras año los mismos apuntes amarillentos ya por el paso del tiempo, que no sacaban tiempo para interesarse personalmente por los alumnos,... Eso lo hemos vivido todos y todas, con las honrosas salvedades que ya he mencionado. Quizá sea por todo eso, no sólo por las protestas de ahora, por lo que la sociedad piensa que los profesores son quienes, en esta ocasión, no están haciendo los deberes.

2 comentarios:

  1. En parte estoy de acuerdo, porque creo entre otras cosas que esta huelga está bastante politizada por los apesebrados sindicatos. Pero por otro lado, creo que también se está persiguiendo recortar los derechos de todos los ciudadanos, cobrar menos, trabajar más, etc., para deleite de la casta política y económica heredada del franquismo. Ellos son el verdadero enemigo, y no los profesores.

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  2. Yo también estoy de acuerdo en parte. Visto como lo analizas, tienes toda la razón, pero al final no es cuestión de que un profesor emplee 2 de sus horas laborales a una función, sino la misma cuestión de siempre: Ajustarse el cinturón para que la clase política siga saliendo a flote con todos sus lujos avaros incluidos.

    El tema de fondo es que se les pide que trabajen 2 de sus horas más, con sus alumnos antes que contratar a más profesores para repartirse mejor el trabajo. Esta crisis es de los bancos y de los políticos que además llegan al poder por una Ley electoral MAL PLANTEADA, y la estamos pagando TODOS.

    Un abrazo,

    Manu UC.

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