Aunque el título de esta entrada pueda llamar a
confusión, lo cierto es que no tiene nada que ver con el burdo destape
de Terelu en "Interviú", os lo garantizo. Que una profesional de la
comunicación que se autoproclama seria se preste a semajante retrato
puede provocar muchas cosas, pero no miedo. Más miedo da, eso sí,
escuchar a su redicho y manipulador compañero de cadena, Jordi González
entrevistarla. Pero, como os decía, no va por ahí la historia.
Ante
quienes me conocen y conviven conmigo de alguna manera no he sido capaz
de esconder que durante los últimos cuatro o cinco días he vivido
bastante intranquila, casi se podría decir que con miedo en el cuerpo,
en el cerebro y en cada parte de mí. Es un miedo bastante justificado,
que me recorre de arriba a abajo cada vez que se acerca una jornada de
reflexión por unas elecciones. Y no tiene nada que ver con la zozobra
ante un resultado electoral, os lo aseguro (tengo mis ideas, pero no
milito en ningún partido, ni mi trabajo depende del gobierno de turno).
Viví con recelo las elecciones del año 2008, me ocurrió también el
pasado mayo con las autonómicas y me ha ocurrido, como os he dicho,
estos últimos días.
¿El origen? Estoy segura de que para todos el mes
de marzo de 2004, las dos jornadas previas a esas elecciones, supondrá
un recuerdo terrible. También lo fue para mí, lógicamente. No sé si el
hecho de vivir relativamente cerca de la "zona cero" de ese atentado me
afectó especialmente, puede ser. Bien pensado, me parece que este temor
puede tener su raíz en acontecimientos más lejamos en el tiempo puesto
que recuerdo, incluso con imágenes, varios atentados terroristas en
fechas de campaña electoral durante la etapa más cruel de actividad de
ETA. Creo que la vivencia de todas estas sensaciones sí pueden ser el
motivo de mi "aprensión democrática". Así que, siendo como soy, la parte
final de las campañas electorales me producen algo más que el hastío
generalizado que provocan a la población.
Este año, en mayo, antes de
las elecciones autonómicas, también me inquieté bastante con la
situación con la que los autoproclamados "indignados" desafiaban a la
democracia intentando interferir en un resultado electoral. Por suerte
poco a poco se descubrió que la motivación de los "indignados" distaba
mucho de la idea originaria de Democracia Real Ya, quedando ambos
movimientos bastante olvidados en este mes de noviembre: uno, por falso;
y el otro, por utópico. La prueba está en que la participación en las
elecciones de hoy ha sido la habitual, sin que las propuestas de
abstención hayan cobrado fuerza. Por todo esto, en jornadas como la de
hoy, voy más allá de los resultados alzanzados por este o aquel partido,
y me felicito de que la democracia haya vuelto a ser algo real de
verdad.
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