lunes, 25 de octubre de 2010

“¡Me pido ser Kelly Garret…!”

Seguro que a algunos de vosotros os suenan los nombres de Sabrina Duncan, Kelly Garret y Jill y Kris Munroe. ¿A que sí? Claro, son “Los Ángeles de Charlie”. Pero no los de esa petardada, con secuela incluida, que hace unos pocos años se auto-produjo Drew Barrymore en compañía de Cameron Díaz y Lucy Liu. Cómo sería el producto, que después de eso poco más de calidad ha filmado ninguna de las tres. No, a los que yo me refiero es a “Los ángeles de Charlie” de verdad, los de la tele.
¡¡Cómo ha pasado el tiempo, cielo santo!! Cuando era pequeña a mí siempre me tocaba ser Sabrina. Es que, con mis amigas, jugábamos a ser estas tres detectives. Como éramos cuatro nos vino muy bien que Farrah Fawcett desapareciera de la serie y llegara Cheryl Ladd: así teníamos un personaje cada una de nosotras. El problema era que, de las cuatro, dos queríamos ser Kelly, y ninguna queríamos ser Sabrina. La verdad es que Jaclyn Smith era un bellezón (y lo sigue siendo: ya sabéis, he curioseado un poco sobre la  vida de estas chicas para ver qué es de ellas), y Kate Jackson resultaba demasiado alta, tenía el pelo corto,… En fin, que como yo era la pequeña me tocaba ser siempre Sabrina. Y, así, como que le cogí cariño. Pero Kelly ha quedado en mi subconsciente como lo inalcanzable, gracias a mi amiga Merche.
¿Y a cuento de qué viene todo esto? Pues una amiga me ha dicho que la nueva cadena de televisión La 10, supongo que buscando un producto barato para estos primeros meses de emisión, ha rescatado de la nostalgia esta serie y la está reponiendo. Y no tiene desperdicio, por casi todo. Primero por lo bien peinadas que iban siempre estas chicas, que ni Sara Carbonero es capaz de mover la melena como ellas. Segundo, porque con la de vaivenes que ha ido dando la moda, ellas son capaces de lucir modelitos que no parecen desfasados (aunque hay algunos que tiran “p´a tras”). Tercero, porque era una serie adelantada a su tiempo: llevaban teléfono en el coche y usaban los walkie-talkies a modo de móvil, Charlie se encargaba de manejar el único ordenador que nombran (pero nunca salen… ni Charlie ni el ordenador en cuestión). Y por último, porque nos muestra una época en la que había ciertos principios que regían lo políticamente correcto tanto en la tele como en la vida de esas intrépidas policías: seguro que si le echáis un vistazo a la reposición no os pasa desapercibido que no se van fácilmente a la cama con nadie ni para descubrir al culpable de la mayor fechoría.
¡¡Cómo me gustaba, y me sigue poniendo la piel de gallina, la genial banda sonora de la serie y eso de “Había una vez tres muchachitas que fueron a la academia de policía, pero yo las aparté de todo aquello y ahora trabajan para mí. Yo me llamo Charlie”!!

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