domingo, 29 de enero de 2012

Lo que hay que oír


Hace algún tiempo descubrí, con no poca sorpresa, que a través de la radio podía sintonizar emisoras que iban más allá de Cadena 100, Los 40 Principales y Europa FM. Y más pasmada me quedé al comprobar que podía encontrar programas interesantes, divertidos y que me podían ilustrar sobre una variedad de temas inimaginable. En cierto modo este re-descubrimiento de la radio va en consonancia con la importancia que le concedo a la palabra, tanto oral como escrita, y que queda patente en este blog, que intenta huir en lo posible de la imagen y de las grabaciones como soporte de las ideas.
Esta nueva etapa que se abrió ante mí supuso la revelación de una nueva galaxia de estrellas radiofónicas, tanto periodistas como colaboradores y contertulios. Después de deambular de dial en dial durante algunos meses supe que Pilar Rahola participa en Onda Cero, Mario Vaquerizo en la COPE mientras que Alaska lo hace en Es Radio,… Y me decanté por algunas cadenas de radio diferentes de las mayoritarias, bastante serviles con determinados poderes y a las que conceptos como imparcialidad y objetividad les quedan demasiado lejos. Vamos, que ni SER ni COPE.
En otra entrada de este blog, que titulé “Voces de mujer”, comenté la labor de tres mujeres periodistas como colaboradoras de radio: Marta Robles (ahora de actualidad por su programa matinal en Telemadrid), Ana Samboal y Carmen Tomás. Cualquiera de ellas, por su punto de vista y su forma de expresarlo, elevan el nivel de las conversaciones y debates en las que participan y que conducen con mayor o menor fortuna Luis Herrero, Melchor Miralles, Carlos Herrera y compañía. A quien no he soportado nunca es a Julia Otero. Me da la impresión de ser la típica persona encantada de escucharse. Y su forma de expresarse, engolada y artificialmente impostada, me resulta insufrible. Que le vaya muy bien comiendo sus galletas Fontaneda, pero nada de escucharla. Otro tanto podría decirse de esa Wikipedia (o enciclopedia Espasa, como prefiráis) con piernas que es César Vidal. De acuerdo, es muy culto, está muy preparado y sabe todo de todo, sin excepción. Quizá por eso se permite esa actitud de superioridad especialmente ante sus colaboradores, a los que no duda en dejar a la  altura del betún por no saber la variedad de manzana que cultivaba George Washington en su plantación.
Todos estos profesionales, y el resto también, han comentado últimamente la noticia referida a la subida del IRPF decretada por el Gobierno. Al ser una medida controvertida ha recibido enfoques distintos: se ha calculado la cantidad de dinero que permitirá recaudar, se ha criticado que no se ataje más el gasto público antes de aplicarla, e incluso se ha comparado el grado de in/justicia de esta decisión comparándola con una hipotética nueva subida del IVA.
Quizá sea el momento de indicaros que esta entrada del blog no tiene como objetivo justificar esta decisión del gobierno, pero sí necesito aludir a ella para contaros que tuve la oportunidad de escuchar a dos de estos periodistas-directores de programas de la radio española opinando sobre este aumento del IRPF. Fue, en concreto, a Federico Jiménez Losantos e Isabel San Sebastián, en Es Radio y ABC Punto Radio respectivamente. Parece ser que no está bien visto afirmar públicamente que se sintoniza a Jiménez Losantos. Debo confesar que no he seguido su trayectoria anterior, pero por lo que le he escuchado me parece un personaje diferente, eso sí, pero con una formación muy amplia que va más allá de la política (música pop/rock, cine, literatura,…). Y por los colaboradores con los que cuenta (Alaska, Beatriz Cortázar, Manuel Lamas… y hasta Carmen Jara) podemos intuir que es una persona muy abierta y sincera en sus convicciones. En cuanto a Isabel San Sebastián, me parece rápida y ágil en el manejo de su programa, con carácter y también con valores y criterios claros (otra valoración bien distinta me merece como novelista, no he podido con su lenguaje altisonante y casi decimonónico).
A pesar de que intento escucharlos a los dos por la radio con relativa frecuencia, no pude evitar sonreír ante la manifiesta manipulación que hacían en sus comentarios pretendiendo que los oyentes identificáramos a los trabajadores con nómina que van a soportar la subida del IRPF con pobrecitos mileuristas. Su postura victimista y enfadica daba risa y resultaba bastante patética. Tanto fue así que alguien con dos dedos de frente en uno de los programas (y os aseguro que no recuerdo en cuál de ellos fue) indicó claramente que ese aumento iba a afectar a las nóminas más elevadas y que una nómina media (entre mis amigos y yo la media sale a 1.347,74 €) quedaría al margen. Por eso, explicó el contertulio y con ello consiguió cerrarles la boca, no se podía identificar el término “pobrecito asalariado” con quienes reciben una nómina de 4.000 ó 5.000 € al mes. ¿Qué decís a eso, mis amigos Isa y Fede? ¿Sacamos todos nuestra nómina y las miramos aunque sea por encima? ¡¡Lo que hay que oír!!

1 comentario:

  1. Entre los asalariados hay de todo. Mucho muerto de asco, de hecho, la mayoría, pero también están los que pueden llevar esa carga perfectamente. Aunque más cobran los políticos y no hay modo de meterles mano!

    ResponderEliminar